martes, 17 de febrero de 2009

- Cartas de amor de una monja portuguesa

Beja es una ciudad ubicada en el interior del Alentejo portugués, en la andalucía lusitana, a unos 100 Km. de la costa, no muy lejos del Guadiana que por esta parte no hace de frontera con España, si no que es 100% propiedad de nuestros vecinos. Ciudad que también fue romana, en ella se firmó la paz entre el emperador Julio César y los lusitanos, por ello fue llamada en aquel tiempo Pax-Julia, símbolo de aquella época queda su arco triunfal.

Esta situada en una colina desde la cual se domina una buena parte de la llanura alentejana, zona agrícola por excelencia y granero de Portugal, coronada por el castillo (originario romano) que mando construir en el siglo XIV el rey Dinis en plena reconquista, en él encontramos la Torre de Menagem, símbolo de la ciudad, considerada la más alta de Portugal. Situada en una plaza muy próxima encontramos la Iglesia de Santo Amaro posiblemente del siglo V, siendo de los pocos vestigios visigodos que en el vecino país podremos observar.

Pero no toca hoy comentar de Beja, de sus colchas alentejanas, de sus mantas de lana, de sus dulces postres “morgados” o de los 197 escalones que hay que superar para alcanzar la cima de su magnifica atalaya, hoy toca comentar de la mas famosa de sus hijas, de Mariana Alcoforado.

Corria el año 1664 los españoles invaden Portugal y el ejercito lusitano pide ayuda a la caballería francesa para hacer frente al ataque. Entre los militares galos está Chamilly, noble y distinguido capitan. A su paso por Beja conoce a través de la ventana del convento de la Concepción a la bella Mariana, joven religiosa clarisa que cae enamorada del francés. Vibrantes mensajes de amor nacen de la pluma de la monja con destino a su amado, escritos tras abandonar este Portugal regresando a Paris.

En l669 el conde Lavergne de Guilleragues, secretario de Luis XIV publica las románticas misivas con el titulo de Cartas Portuguesas y estas son recibidas con un clamoroso éxito.

Las cinco cartas de amor, dirigidas a Noël Bouton de Chamilly, conde de Saint-Léger, , son consideradas una obra maestra de la literatura erótica, aun hoy suscitan admiración y pasión, estas epístolas cuentan como la monja se enamoró viendo tras su ventana desfilar al conde francés montado a caballo, siendo su propio hermano Baltasar quien facilitó su encuentro con él.

Están consideradas la mas sublime expresión de amor jamás escrita.

Mariana narra en ellas su pasión y la angustia de su ausencia, .......... no son cartas, no es prosa, no es literatura, no es retórica .................. son sentimientos puros plasmados en letras, en palabras; momentos y pasiones vividas, hojas escritas con el alma, no con la pluma y las manos; anhelos de instantes ansiados, vividos, que la distancia y el tiempo no borra sino que acrecienta.

"¡Oh!¡Pobre de mí!¡Soy digna de lástima por no poder compartir mis penas contigo y verme sola, completamente sola, ante tanta desventura!. Este pensamiento me mata y muero de terror de pensar que jamás hayas gozado lo suficiente de nuestros placeres. Ahora sí conozco la falsedad de tus sentimientos. Me engañaste cada vez que me dijiste que tu mayor placer era estar a solas conmigo. Debo sólo a mis impertinencias tus desvelos y arrebatos. A sangre fría te hiciste el propósito de iniciar este incendio en que me abrasaste toda. No consideraste mi pasión, sino como una victoria, sin que jamás tu corazón hubiera sido conmovido entrañablemente. ¿Serás tan infame y tan indelicado, como para nunca haber sabido gozar de mis éxtasis? ¿Y cómo es posible, si no fuese así, que con tanto amor no hubiera podido hacerte completamente feliz? Lloro, sólo por el amor que te tengo, las delicias infinitas que has perdido. ¿Por qué fatalidad no quisiste disfrutarlas? ¡Ah! Sí las conocieses, hallarías, sin duda, que son más deliciosas que la satisfacción de haberme engañado, y te habrías dado cuenta de que somos más felices y más tiernos amando ardientemente...que siendo amados". (párrafo de la carta tercera).

Los renglones de la religiosa definen un ímpetu carnal desenfrenado y a su vez una súplica, sus palabras evocan el gozo y la pérdida.

Por aquellos tiempos la vida en los monasterios era diferente a la actual, los conventos tenían otras utilidades para las mujeres de linaje y alcurnia, las costumbres de la época permitían con más o menos ‘recato’, relaciones que hoy nos resultarían insólitas.

“Vuestra injusticia y vuestra ingratitud son extremas: pero me sumergiría en la desesperanza, si os causaran algún mal. Prefiero que no os castiguen a sentirme vengada. Lucho contra todos los indicios que deberían convencerme de que me amáis muy poco y estoy más dispuesta a echarme ciegamente en los brazos de mi Pasión que a las razones que me dais para quejarme por vuestro poco interés. ¡Cuántas preocupaciones me habríais ahorrado si vuestro proceder hubiera sido tan poco apasionado los primeros días en que os conocí, como el que he sentido desde hace algún tiempo!Pero ¿quién no se habría sentido engañada, como yo, por tantas atenciones y no le hubieran parecido sinceras? ¡Cuánto cuesta sospechar de la buena fe de quien se ama!”

“ Estas violentas emociones me produjeron tanta impresión que durante más de tres horas todos mis sentidos me abandonaron. Me resistía a una vida que por vos he de perder, puesto que no puedo conservarla para vos”.

La rigidez de los monasterios no era mucha, no faltaba la comprensión y la connivencia de otras religiosas. Como el caso de Mariana que fue ingresada por su padre a los 11 años con la alforja de una buena dote, había otras novicias que se consumían en los conventos por intereses familiares o por simple abandono de por vida, a una clausura para la que carecían de vocación.

“Os conjuro a que me digáis por qué os propusisteis seducirme ¿Por qué lo hicisteis, ya que muy bien sabíais que deberíais abandonarme? ¿Y por qué os encarnizasteis tanto en hacerme desgraciada? Pero os pido perdón: no os culpo de nada. No estoy en condiciones de pensar en mi venganza y acuso tan sólo al rigor de mi destino. Me parece que, al separarnos, nos ha hecho todo el mal que podríamos temer".

En estas circunstancias se desarrolla la incontenible pasión de Mariana; las citas prohibidas, el gozo, la agitación, la trasgresión a las normas establecidas, pero también el dolor, la frustración y el abandono del amante.

En uno de los textos Mariana escribe:

"Mi religión es amarte, contemplar tu retrato y conmoverme con él".
¿Por qué se prohíbe el amor en una religión................este amor?, ¿por qué se persigue y se castigan sentimientos tan sinceros y humanos como el de amar?. El integrismo religioso imperante en nuestro proximo alrededor, que reprocha a otros credos su intransigencia no ve la paja en su ojo, no lo ven como tal los prelados actuales de la Curia Católica de Roma y sus dignatarios de jerarquía de la Conferencia Episcopal. En nombre de que Dios se pueden cercenar y reprimir sentimientos tan puros, intensos e íntegros como es el amar.

“Lamento, sólo por vuestro amor, todos los placeres infinitos que habéis perdido: ¿es posible que no los quisierais gozar? ¡Ah! Si los conocierais sin duda veríais que son mucho más intensos que lo que os produce mantenerme engañada y comprenderíais que uno es mucho más feliz, que siente algo mucho más fuerte, cuando ama de manera violenta que cuando es amado”.(fragmento de la tercera carta).

En España el libro sufrió la prohibición de la Inquisición en 1781 prima classis auctorum prohibitorum, es decir, autor cuyas obras actuales o futuras están todas condenadas en principio. Se las acusó de ser "cartas de un amor torpe, lascivo, sacrílego; unas cartas que componen un arte complejo de amor más perjudicial que el de Ovidio, con expresiones no obscenas ni groseras, pero tan vivas, tan afectivas y tan patéticas en los sentimientos fogosos de la sensualidad, que son capaces de encender este pestilente fuego en los ánimos de más candor." Hasta finales del siglo XIX no fueron conocidas en nuestro país.

Yo las conocí a través de Isabel Coixet, de su entrañable película “La vida secreta de las palabras”, en realidad descubrí dos cosas en ese film, el libro de Las Cartas de Amor y la música de Anthony and the Johnsons con la también bella y deliciosa canción Hope There's Someone.



Otro director menos sensible, Jesús Franco el realizador “maldito” del cine español, galardonado este año por la Academia de Cinematografía con el “Goya “ de honor, rueda en 1977 una versión muy particular del libro de Mariana Alcoforado, filma en Suiza una película erótica, satánico-terrorífica, sobre la vida amorosa de la monja.

Escritores de referencia en sus trabajos han sido Emilia Pardo Bazán, Carmen Martín Gaite, Stendhal , Ortega y Gasset, entre otros. El filósofo hace referencia fundamentalmente en una recopilación de artículos periodísticos editados con el titulo “Estudios sobre el amor” al que puedes acceder pinchando aquí, en ellos analiza y reflexiona sobre lo sentimental, lo ético y lo estético del amor, sirviéndose entre otros escritos, de las Cartas Portuguesas.

Si estáis interesados en la lectura de las cartas podéis acceder a ellas pinchando en este link

Quiero terminar estas notas y aprovechar la proximidad del 14 de febrero, para hacer una critica a la utilización del amor como mercancía de supermercado, como expresión de un único día, como bandera comercial del Corte Ingles, como mercantilismo barato y hortera; creo que el Santo Valentín se le pondría la cara roja de vergüenza al comprobar como la publicidad y el consumo convulsivo han manejado los sentimientos mas primarios de los humanos, ......................el amor es una sensación de libertad, no un envoltorio de celofán con lazo rojo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Pablo, desconocia la historia de esta monja portuguesa y he de decir que me ha interesado tanto que solo el sobresalto de ver la foto de las patatas con costillas ha conseguido distraerme un "tantito", pero como estaba al final del excelente trabajo no ha tenido ninguna consecuencia salvo el de recordarme lo conveniente de no abandonar el cuerpo a su suerte y proveerle de alimentos de vez en cuando...en mi caso los cuandos son demasiado seguidos, diria yo.

El caso es que la monja escribía muy bien eso no se puede dudar, pero fíjate tú que a mi me parecía más atractivo el Capitán que la monja... me explico, pues el capitán con esos ricitos parecía tener un "lado" femenino muy marcado, y por el contrario la monja tenia un rostro más propio de un Teniente de granaderos que de alguien al que el amor le inspirase tan buenas composiciones, hecho en sí que la siguiente imagen de la monja se encargó de desmentir, pues ver monja y descubrir que al fin y al cabo mujeres también son, me produjo otro sobresalto, si cabe de igual magnitud que el de ver las patatas con costillas, pero este en otro ámbito de los mundanales placeres.., que no es correcto comparar costillas con pechuga a no ser que esta ultima pertenezca a ave voladora y halla pasado previamente por la cazuela.

Pues nada, un saludo y muy propio el tema en estos dias.

Que tengas un buen dia...

PEROLO.