domingo, 20 de febrero de 2011

- Kasbahs .................fortalezas de barro en el sur Marroquí

Pincha aquí si deseas ver las fotos de "Ruta de las mil Kasbahs, fortalezas de barro y adobe en el sur de Marruecos" y si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"

El Sahara ha sido siempre la frontera natural que ha aislado a Marruecos del resto del continente africano, más concretamente de lo que conocemos como el África Negra. Hoy en día lo sigue siendo, el auge de los movimientos radicales islámicos y los últimos acontecimientos por ellos producidos en Senegal, Malí y Burkina Faso, han acentuado esa divisoria que desde estas latitudes vemos hoy como infranqueables. Las arenas de ese cercano desierto, a no mucho mas de las cuatro horas de viaje desde este pálido Madrid, han sido siempre el freno de la expansión cultural o humana, ya sea norte-sur o sur-norte. Solo necesidades económicas, militares o viajeras han motivado a lo largo de la historia traspasar ese imaginario muro de aridez y sequedad, solo intereses comerciales y guerreros han surcado su solitaria devastación creando los recorridos que hasta hoy nos han llegado como “rutas caravaneras”.

Por si no fuera suficiente límite este desierto, la gran cadena montañosa del Atlas ha sido también el obstáculo para ese intercambio de formas de vida y hasta de colores de piel. La altura de sus cumbres que superan los 3000 m. y el algunos casos los 4000, la sequedad de sus valles, sus altos pasos y el tribalismo de sus habitantes, han generado durante la historia que este territorio, desde el Antiatlas hasta los valles presaharianos, fuera un espacio casi al margen de lo que ocurría en el resto del país.

Habitado desde los tiempos conocidos por las tribus beréberes de los Zeneta, Masmuda y Sanhaya, ha vivido una historia repleta de tensiones belicosas con muy pocos periodos de estabilidad. Guerras entre tribus, invasiones desde el norte o por el sur y sobre todo la disputa por el control de las rutas caravaneras, han generado una forma de ser y de vivir diferenciadas de las del resto de Marruecos, hasta su islamización fue tardía comparada con el resto del Magreb.

A estos valles llegaron árabes con el afán de expandir su “guerra santa” o huyendo de las razias provocadas por el fraccionamiento ideológico de la doctrina de Mahoma. Con ellos llego el camello, evolucionando considerablemente el sistema de transporte que hasta entonces existía. También se asentaron hebreos huidos de la toma de Jerusalén por los nuevos seguidores de la Ley de Alá y por aquí pasaron los Almorávides que desde el otro lado del desierto tomaron estas tierras, para después internarse por la península ibérica en ayuda de sus hermanos musulmanes. Marrakech fue fundada por estos monjes-guerreros en 1070, convirtiéndose en el principal lugar de intermediación de las caravanas que cruzaban el Atlas, principalmente por el puerto de Teluet situado a 2500 m. de altitud. Siendo a mediados del siglo XII, sustituidos los Almorávides, al igual que en Marrakech por los Almohades, cuando en Europa estábamos en pleno desarrollo del arte románico. Distintas tribus, unas autóctonas, otras foráneas; se suceden después en el control de las tierras y de sus rutas.

En 1447 viaja hasta estas tierras el mercader genovés Antonio Malfante buscando su de oro, llegando hasta Siyilmasa en el Tafilalet, lugar de encuentro de las caravanas musulmanas. Malfante envió un escrito a sus mecenas de Génova, en el que manifestaba que no había encontrado el áureo elemento, ni el país de los negros; afirmando, no obstante, su convicción de seguir adelante seguro hallar la ruta correcta. Se desconoce cuál fue el resultado de la aventura de Malfante, pues desapareció en su empeño.

Expulsado de nuestra península por el igualmente integrismo religioso de los católicos reyes castellanos Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto, llega en 1511 hasta estos lugares un insigne viajero, el granadino Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi, mas conocido como León el Africano. Por él sabemos la existencia de dos poblaciones de importancia, una llamada Todra “en lo alto del monte Dades”, donde existían unas importantes minas de plata, la otra ciudad era Ziz que poco después paso a denominarse Siyilmasa (en las proximidades de la actual Rissani), de la que nos dice hay en ella unas 350 fortalezas. En su libro Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran, refiriéndose al valle del Dráa nos comenta sobre la existencia de: "una infinidad de pueblos y fortalezas cerradas, construidas en arcilla y en piedra viva, con techos de palmera"; también nos describe construcciones en el Ziz, Todra, Geng, Ferkla; siendo uno de los primeros testimonios escritos sobre la existencia de Kasbahs y Ksur en esta zona. Del valle del Dades y sus habitantes no deja desperdicio, ni títere con cabeza, se explaya bien sobre sus arcaicas y rancias costumbres, denominando a sus pobladores como “traidores, ladrones, negligentes e inhábiles, capaces de matar a un hombre por una cebolla”.

Poco después llegan hasta aquí, también arrojados de su territorio y patria, algunos de los sefardíes expulsados de España.

El auge durante el siglo XVI del comercio marítimo por las costas occidentales de África, sobre todo de Portugueses, hace que disminuya de forma paulatina el tráfico por las rutas del desierto, sumiéndose toda la región del sur del Atlas en una progresiva e imparable decadencia.

Otro granadino de nombre ya mas común, Luis del Mármol Carvajal, recorre estas tierras entre los años 1549 y 1570, durante los cuales, según nos relata estuvo cautivo “siete años y ocho meses”. Participando a las ordenes del "xerife Mahamete" en el intento de llegar a la mítica "Tombutto ", a fin de tener el control de los salares de Teghaza. En esta expedición en que tomaron parte 18.000 caballos, Carvajal nos manifiesta que no pudieron llegar, y en la "Acequia el Hamara", murieron los caballos y tuvieron que retroceder por la falta de agua, no llegando a las manos con el rey negro que salió a su encuentro con 300.000 hombres.
Su cautividad, que tuvo lugar durante una expedición de Carlos V a Orán, fue conducido a Tremecén, tras lo cual recorrió los reinos de Marrakech, Tarudante, Fez y Túnez, llegando hasta los confines de Guinea y Egipto. Esta prolongada estancia por tierras africanas le aporta extensos conocimientos sobre la cultura y costumbres de sus habitantes, aprendiendo la lengua árabe a la perfección, además de vivir de cerca muchos de los acontecimientos históricos y políticos que acaecieron durante esas fechas. Carvajal recorrió todo el Magreb y Egipto, lo que le proporcionó la idea de escribir una Descripción general de África, sus guerras y vicisitudes, desde la fundación del mahometismo hasta el año 1571, a través de la cual dio a conocer su periplo por aquellos lugares y lo que observó en ellos.

Tal vez por sus conocimientos sobre la cultura musulmana participo en la Guerra de las Alpujarras, tras la cual fueron expulsados también de sus tierras los moriscos de Granada, desterrados y diseminados por distintas regiones de la geografía peninsular. Posteriormente en 1609, serian expulsados definitivamente de España, pero esto es otra historia que se contara en su momento. De la de Granada Mármol nos ha legado su visión a través del libro: Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada.

Otro europeo curioso que paso por aquí fue Charles de Foucauld. En su juventud agnóstico, soldado, geógrafo y viajero; durante su madurez trapense, lingüista, ermitaño, sacerdote y después de muerto, beato, mártir y santo. Disfrazado de rabino hebreo recorre durante los once meses de su periplo entre 1883 y 1884 cerca de 3.000 km. tierras enormemente peligrosas, prácticamente desconocidas para los occidentales. Durante su gira toma notas de los lugares, publicando a su regreso el libro "Reconnaissance au Maroc " (Viaje a Marruecos).

Así nos relata Foucauld de su paso por el Tizi n' Teluet en octubre de 1883.

“En el puerto mismo de Teluet, por donde franqueé la cresta superior del gran Atlas, desaparece el agua del río que había remontado; los cultivos cesan, las habitaciones han desaparecido: desierto de piedra, por todos lados se levantan altas montañas de gres; ni un árbol, ni una planta, ni una brizna verde. El camino es muy áspero y penoso; se sube lentamente hacia el col que alcancé á las cuatro de la tarde. Me encuentro entonces á 2.634 metros sobre el nivel del mar. Un panorama inmenso se extiende ante mis ojos; me sorprende ante todo el aspecto montañoso de la región que voy á abordar al Sur del gran Atlas. No veo más que cadenas escalonadas unas detrás de otras hasta el límite del horizonte; en un ambiente triste y desolado, todo está desnudo, todo está seco, todo es roca. Ni un grano de arena, ni una mota de tierra; largas crestas amarillas, mamelones de un rojo sombrío se suceden hasta el infinito; inmensas soledades pedregosas; esto es todo lo que ven los ojos cuando miran hacia el Sur desde lo alto del gran Atlas”.
Este viajero francés, nacido de familia noble en Estrasburgo, se hizo sacerdote a los 43 años, muriendo asesinado en 1916, en las cercanías de la ciudad de Tamanrasset, en pleno desierto argelino.

Desde finales del siglo XIX hasta mediados del pasado, un extravagante y caprichoso personaje fue el dueño y señor de estos valles del sur del Atlas, se trata de Hadj Thami El Glaoui apodado “El León de las Montañas”, pachá de Marrakech y jerarca de la portentosa familia de los Glaoua, que acumularon a lo largo de los años inmensas riquezas, fruto de la explotación y comercialización de una mina de sal situada a unos 10 km. de Teluet, (que aun hoy en día continúa su producción), del amparo a las caravanas que transitaban por sus feudos y el cobro de portazgos por ello, y también, según se comentaba en su tiempo, por el negocio de la prostitución en Marrakech, teniendo a su servicio mas de 500 personas. El Glaoui, con una personalidad claramente nepótica fue incrementando su autoridad sobre casi la totalidad del Sur del Alto Atlas.

Estuvo relacionado con personajes tan dispares como el Premier ingles Winston Churchill, los escritores franceses Sidonie Gabrielle Colette y Simenón, el músico Maurice Ravel, el general Louis Hubert Gonzalve Lyautey y hasta el mismo Ernest Hemingway fue asiduo en sus visitas cuando estaba en Paris. Se enfrentó a la dinastía Alauita, consiguiendo que fuera enviada al exilio en 1953, siendo repudiado por esta, a su regreso al poder en 1956, muriendo en misteriosas circunstancias poco tiempo después.

A este ultimo “Señor del Altas”, debemos en gran parte la arquitectura que podemos admirar en la región, él es responsable de la construcción de cerca del medio centenar de kasbahs a lo largo de los valles de estas montañas, esa suntuosidad con la que le gustaba rodearse, provocó que quisiera tener uno o mas palacios en cada uno de los valles y aldeas representativas de la zona.

Todos los valles de la falda meridional del atlas, están salpicados de decenas de estas fortalezas que se establecieron fundamentalmente para dotar de servicios a los "nómadas del comercio" que surcaban el Sahara con sus caravanas. Fueron construidas siglos atrás por las distintas tribus beréberes que habitaban estos barrancales, para protegerse de los pueblos invasores del sur, para defenderse también de sus propios vecinos y para cobrar los peajes a las diferentes caravanas que por ellos cruzaban.

La tierra, desnuda de vegetación en sus cerros y barrancos deja a la vista las arenas y rocas que constituyen el suelo, estos elementos han sido históricamente los materiales con los que han construido sus pueblos y aldeas. La tierra arcillosa es el componente fundamental de las construcciones de estas zonas, los adobes y tapiales conforman las maneras de levantar sus muros, erigiendo auténticos castillos denominados kasbahs, de rojos baluartes almenados, levantadas por los feudales de la época en lo alto de altozanos rocosos, semejando nidos de águilas, también las aldeas fortificadas en sus alrededores llamadas Ksur (plural de ksar). Los vocablos españoles “alcazaba” y “alcázar” tienen su origen respectivamente en las palabras árabes “al-kasba” y “al-ksar”.

Agua, barro y paja conforman esta arquitectura única de estas desoladas tierras, creando con la destreza de sus operarios filigranas geometrías en el juego de la colocación con las piezas de ladillos sin cocer, decorando de esta forma sus torres defensivas y las portones de estas aldeas, que con gruesos muros y laberínticas calles se resguardan al mismo tiempo de sus potenciales enemigos, así como de la dura climatología de estas latitudes. Estos elementos efímeros en el tiempo, agua, barro y paja, sujetos a los rigores del tiempo y al abandono paulatino de su tradicional forma de vida, están provocando que este legado de hábitat único, esta “arquitectura de barro”, poco a poco vaya desapareciendo, en gran parte ayudado, no solo por factores climatológicos, sino fundamentalmente por la desidia de las autoridades que rigen el país, solo algunos románticos, en su mayoría europeos, están dedicándose a trasformar este abandono, transformando estas construcciones camino de la ruina en alojamientos o lugares de ocio, si bien estas alternativas están bastante alejadas de las posibilidades económicas de los lugareños de estos lares.

Otro inconveniente añadido para el mantenimiento de esta forma de vida, es el fuerte desarrollo producido en estos últimos años. La llegada del asfalto, la transformación y mejora de sus vías de comunicación, y sobre todo los dineros producidos por una mano de obra emigrante en Europa, han modificado sustancialmente la morfología de algunos de sus valles, como es el caso del Dades. Abandonando un tipo de construcción tradicional y sostenible como es el barro, abrazando los horrorosos bloques de cemento que vemos inundan toda la geografía de sus pueblos. De nuevo aquí, la desidia de sus regidores, que sin tener que abandonar el lógico, necesario y merecido desarrollo, dejan que el caos urbanístico y el hormigón, sean la variable de este imparable crecimiento. ¿Pero qué podemos achacarles?, si nuestras costas, las de aquí, las que tenemos al lado, en los últimos decenios has sido también buena muestra de ese apetito insaciable de ladrillo de mal gusto y hormigón......................amén de los “Gürtel” de turno...........de los que por allí tampoco faltaran.

Ruta por el AtlasNo quiero hacer una descripción de las rutas que por allí se pueden recorrer, esto se alargaría demasiado e información suficiente hay de ello ya a través de las guías que existen en el mercado, pero si quiero proponeros una ruta algo diferente para los que tengáis el gusanillo de la aventura y os encante discurrir por sitios diferentes. Para la realización de este periplo es imprescindible la utilización de un vehículo con tracción 4 x 4.

Desde Marrakech para acercarnos a estas tierras hay que atravesar el Atlas, y aunque hay varias opciones para hacerlo, la mas fácil, rápida y directa es cruzarlo por el collado de Tizi n' Tichka. Descendiendo este puerto de 2.260 mts. encontramos a la izquierda una desviación para ir a Teluet, población en la que nos dará la bienvenida la kasbah o palacio de El Glaoui. Continuando por el valle de Ounila, por una pista que actualmente se esta asfaltando, atravesaremos poblaciones con algunas de estas interesantes construcciones, pasando por el ksar de Ait Ben Hadou de imprescindible visita y llegando a Ouarzazate en donde visitaremos la fortaleza de su vecina población de Taourirt.

Siguiendo por la ruta N-10 que se dirige a Tinerhir, nos desviaremos a los pocos kilómetros de nuevo a la izquierda para introducirnos en el valle de Izerki, donde podremos visitar Ighrem Amalal y sobre todo la tranquila población de Timatdit, con sus cinco ruinosas, pero no por ello menos hermosas kasbahs. En Asseghmou donde existen otras ocho, nos desviaremos por una pista de tierra, por la que cruzando algunos valles llegaremos hasta Toundout en el valle de Hayay, en sus proximidades hay grutas donde existen unas minas de sal de distintos colores y unos interesantes qanat (canales subterráneos), pero ya comentare mas adelante sobre esta forma de traídas de agua.

Continuamos por asfalto nuevamente, remontando el río Tabia cruzaremos por unas poblaciones rojas muy atrayentes, desde aquí nuevamente por pista, cruzamos al valle de Mgum, en donde encontraremos de nuevo un grupo de interesantes fortalezas de arena. En Ait Merau cogemos la desviación que nos llevara hacia Boumalne du Dades, en donde por carretera asfaltada nos introducimos en las Gargantas del Río Dades. Ya he comentado anteriormente lo deteriorado del paisaje urbano en las poblaciones de este valle, pero aun así hay bastantes kasbahs que merecen nuestra visita. Un poco mas delante de Msemrir comienza de nuevo la pista de tierra, a partir de Tilmi el interés de las poblaciones decae, pero lo compensa el espectáculo que poco a poco comienza adivinarse a cada curva de nuestro camino, a medida que ascendemos divisamos a nuestros pies enormes cañones desnudos, la nada lo inunda todo, y todo es grandioso, solo piedras y algunos matojos son nuestra compañía en este deshumanizado y gran escenario de esta áspera naturaleza, un rebajo a lo lejos en la cima de unas lomas son el único elemento vivo en todo el enorme espacio que nos rodea. Una sensación de vacío recorre nuestro interior, las nieblas que poco a poco se han adueñado del paisaje juegan con nosotros envolviéndonos entre ellas,................... es como estar en otro espacio, en otro tiempo, en otro mundo.

Atravesamos el collado Tizi n' Ouano de 2.921 de mts. pasando por las proximidades de la Gruta Akhiam, llegando a la aldea de Agoudal, de nuevo la carretera se torna negra, recién asfaltada continua ahora descendiendo por el curso del Todra, introduciéndonos entre sus enormes barrancos, paredes verticales a ambos lados nos acompañaran hasta Tinerhir, pero si queremos continuar nuestra ruta por el Atlas, debemos desviarnos a la izquierda en la población de Ait Hani para adentrarnos en el valle del Gheris.

Esta ruta nos llevara hasta la aldea de Imiter y posteriormente recorriendo una considerable garganta de caliza roja llegaremos hasta Amellago. Pudiendo desde esta población tomar dos alternativas, seguir hacia el oeste por asfalto hasta la aldea de Rich en el Valle del Ziz, o tomar hacia el sur por las gargantas del Gheris hasta Goulmina, pista que parece estar en proceso de asfaltado.

Toda la ruta descrita esta colmada de esas mágicas edificaciones de barro, prácticamente en cada aldea encontraremos ante nuestra vista esos castillos de arena que poco a poco van desapareciendo castigados por los elementos, abandonados por sus huéspedes y la desidia institucional.

El SurDirigimos ahora nuestros pasos hacia el sur del sur. Ya todo es poco más que desierto, nuestra vista se pierde en horizontes vacíos, desolación y ausencia casi total de vegetación, panoramas limpios barridos por los vientos y el tiempo son nuestra permanente compañía. Antes de llegar a la población de Erfoud, camino del oasis Tafilalet, divisamos en nuestra ruta montículos de arena alineados, son respiraderos de los “qanats”, aquí denominados khettaras, una red de conductos subterráneos de los que ya he hablado con anterioridad. Los canales de Moulay Brahim, que divisamos, están próximos a la aldea de Jorf, fueron construidos a principios del siglo XIV para llevar el agua desde los acuíferos hasta lugares mas productivos, ante la necesidad de regar las zonas agrícolas durante las estaciones secas, fertilizando sus áridos terrenos y permitiendo la plantación y posterior subsistencia de palmerales y huertos. Se trata de una obra faraónica compuesta de unos 75 canales, formando una trama de más de 300 kilómetros, que han estado cumpliendo su cometido hasta los años 70 del siglo recientemente pasado.

Deberemos acercarnos a la aldea de Meski y hacer una parada para admirar la “Source Bleue” el manantial azul de Meski, surgencia de limpias aguas que brotan de las paredes rocosas de su barranco, en medio de una exuberante vegetación, paradójicamente todo lo contrario de lo que nuestros ojos han podido divisar durante nuestro recorrido. De estas aguas se nutren un camping, dos piscinas y hasta un chirringuito en donde podemos tomar un té, después continúan su camino hacia los huertos y los palmerales cercanos, donde son más útilmente aprovechadas por los lugareños del poblado.

Las arenas del desierto nos reciben en las dunas de Merzuga, estamos en el Erg Chebbi, lugar de una atracción especial en el pasado, pero que ha perdido gran parte de su encanto por la demencia de un turismo mal entendido. Lo que en su día fue un lugar idílico se ha convertido en un desarrollo urbanístico desmedido y centro de atracción de lo que hoy se denomina “turismo activo” ............sin comentarios. Me quedo en el recuerdo con la primera visita que realice al lugar, ya hace de esto unos cuantos años, en la que me adormecí arropado con el mejor techo del mundo, miles de estrellas vigilaban mis sueños y el silencio fue mi compañía. Quiero hacer hincapié en ese sonido, o lo que es lo mismo, la ausencia de él................puedo asegurar que es el único lugar del mundo en donde he sentido ese agradable vació.

Partimos de las onduladas arenas camino de Zagora, visitamos Rissani, su mercado que se instala martes, jueves y domingos, y el enorme palmeral donde están situadas las ruinas de Siyilmasa. Urbe fundada en el siglo VIII, capital de la región y centro caravanero de importancia hasta el siglo XI. Estamos en el límite meridional del oasis del Tafilalet, desde aquí en dirección sur es todo desierto y nos dirigimos a poniente camino de Zagora. Dos rutas son posibles hasta ella, por pistas de arena que discurren en la nada o por carretera asfaltada que transita................ entre la casi nada. La falta de tiempo nos obliga a elegir esta ultima alternativa, también porque pasamos por la población de Tazzarine en donde dedicaremos algún tiempo a ver los grabados rupestres de Ait Ouazik, aldea situada a unos kilómetros al suroeste. Allí podemos admirar gran cantidad de estas imágenes cinceladas en las piedras, antílopes, rinocerontes, elefantes, avestruces, jirafas, búfalos, etc., también figuras geométricas: círculos espirales. Todas ellas ejecutadas con una gran perfección y plasticidad.

Desde aquí nos dirigimos al valle del Dráa camino a Zagora, decidimos abandonar el asfalto y transitar por la ruta de la margen izquierda del río, por donde discurría el comercio caravanero cuando estaba en su pleno apogeo. Encontramos a nuestro paso atrayentes ejemplos de kasbahs y construcciones de barro, poblados y aldeas interesantes como Timasla con su zagüía de hermosa fachada y sólido alminar o la curiosa kasbah de Taakilt, única en toda la región con una torre redonda, construcción excepcional en el sur marroquí.

Llegados a Zagora, indiscutible capital del valle, nos disponemos a seguir hacia el sur, no sin antes visitar el genuino cartel que nos indica los 52 días que se tarda en llegar desde ella a Tombuctú en camello, atravesando el gran desierto. A los pocos kilómetros visitamos Amezru, uno de los ksur mas interesantes de la región, donde en su barrio judío podemos visitar una antigua sinagoga, así como una mezquita con un curioso y altivo minarete. Otro ksar a visitar es el de Tamegrute, formado por callejuelas oscuras y misteriosas, donde se sitúa el centro alfarero más importante del sur de Marruecos y el mausoleo de Sidi Mohamed Ben Nasser, antiguo y decorado con madera de cedro y yeso tallado.

Más al sur la carretera se distancia del valle para superar un tramo encañonado del río, alcanzándolo de nuevo en el oasis de Ktaua. Otro de los grandes centros mercantiles históricos, como el Tafilalet, en la época en que las caravanas discurrían por aquí. Entre los múltiples ksur de la Ktaua, destaca por su actividad comercial Nesrat, que sigue siendo un pueblo importante, aunque ha perdido el protagonismo que tenia en el curtido de pieles y donde originariamente también existía un barrio hebreo. Próximo a Nesrat encontramos Ait Isful, un ksar mucho más pequeño, pero espectacular por su altura y su ubicación entre dunas. Se trata de un pueblecito donde vivían los belicosos y temidos guerreros Ait Atá, encargados de la defensa de estas poblaciones.

En Mamid termina la carretera, es el comienzo del gran desierto de Sahara, territorio de las rutas caravaneras de antaño, origen de la mágica, intemporal y única arquitectura que podemos admirar, con el deseo de que el transcurrir de los tiempos, mejore su mantenimiento y conservación para que podamos seguir disfrutando de ella.

No quiero concluir sin hacer un reconocimiento especial a Roger Mimó, ese catalán de Sabadell, vecino ya de estas tierras, que nos las ha dado conocer a través del libro “Fortalezas de barro en el sur de Marruecos”, extraordinario trabajo, impescindible a los quieran introducirse en el maravilloso mundo de estas contrucciones de barro.

- Planeta humano

Una impresionante visión humana de nuestra maltratada tierra, imágenes captadas por la cadena británica de televisión BBC y que desde su colocación en la red, a mediados del pasado mes de enero, ha tenido millones de visitas.

Captadas en 80 localizaciones diferentes, el ártico, montañas, océanos, selvas, prados, desiertos, ríos e incluso la selva urbana, son un recorrido visual y único de la variedad cultural de nuestro planeta, formas de vivir tan opuestas, pero que nos acercan a la realidad de unos modos de existencia lejanos en el tiempo y en el espacio.

Os recomiendo poner el sonido activado.

martes, 15 de febrero de 2011

- La Matanza del gorrino

Pincha aquí si deseas ver las fotos de "La Matanza del gorrino en Quintana Redonda" y si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"

La matanza o sacrificio del cerdo, aparte de una necesidad de aprovechamiento y conservación alimenticia, ha sido y aun lo es, un hecho social relevante en el ámbito rural español. Alrededor de este evento, en el que nunca faltaban licores y bizcochos, se reunía familia y vecindad durante el día, o los días jaraneros de frió invierno que duraba el acontecimiento. Aunque actualmente se siguen celebrando algunas de ellas, el desarrollo de la industria alimenticia, el envejecimiento y despoblamiento de nuestros pueblos, la transformación de nuestros hábitos y el creciente rechazo social que hay sobre el sufrimiento de los animales; las han ido relegando a un ámbito testimonial o festivo en las poblaciones que aun las realizan, ya sea como una forma de festejo o de agrupación vecinal.

A mi mente llegan recuerdos, ya lejanos, de estar en casa de mi abuelo, alrededor de las ascuas de la cocina baja, asando unos “somarros”, mientras el resto de la familia seguía con los apaños de la matanza. También evoco añorante, una fría mañana invernal, que por casualidad o por ese innato interés en búsqueda de lugares perdidos, nos introdujimos en un perdido valle de las Hurdes, topándonos al final del mismo con una pequeña alquería en la que las dos familias que la habitaban, participaban y nos hicieron participes a los llegados, del ritual de su matanza.

El gorrino ha sido históricamente sustento vital en la dieta de gran parte de la cultura mediterránea. Homero nos comenta en sus textos, como en la antigua Grecia los héroes eran agasajados con magnos banquetes en los que se consumía, asadas a la brasa, gran cantidad de trozos de carne pinchados en hierro. Tenían a estos animales ofrecidos a las diosa Cibeles y al dios Marte ante los cuales ofrecían sacrificios. El porquerizo griego era considerado como poseedor de atribuciones mágicas y a él acudían los necesitados de algún favor divino.

“El mismo Eumeo (porquero de Ulises) lo había construido para sus cerdos durante la ausencia del rey sin consultar a su amo ni al anciano Laerte, con piedras labradas, rodeándolo con un cerco de espinas y en el interior había construido doce departamentos, uno al lado de otro, para guardar los puercos, en cada departamento estaban recogidas cincuenta puercas paridas echadas en el suelo, los machos dormían al aire libre y eran en menor numero”
Homero, La Odisea, Cántico XIV

En tiempos de Troya existía la costumbre de inmolar un toro, un cerdo y un carnero al dios Poseidón para aplacar su ira. Los romanos mantienen el rito troyano pero en honor de otro dios, el de la guerra, Marte. Los cretenses tenían especial respeto con el cerdo, considerándole animal divino, al ser la mascara de Zeus, siendo este alimentado por uno de ellos. Durante las fiestas que se celebraban en Esparta, se repartía entre los ciudadanos un sopa elaborada con carne de cerdo (caldo de cachuela).

El gran dramaturgo griego Aristófanes relaciona al cerdo con la pereza, la lujuria y la gula. Ovidio, el poeta romano describe al jabalí como una bestia desenfrenada y feroz , lo cual para los primeros cristianos, hizo de este animal un ser diabólico.

Se metió un cerdo dentro de un rebaño de carneros, y pacía con ellos. Pero un día lo capturó el pastor y el cerdo se puso a gruñir y forcejear.
Los carneros lo regañaban por gritón diciéndole:
-- A nosotros también nos echa mano constantemente y nunca nos quejamos.
-- Ah sí -- replicó el cerdo --, pero no es con el mismo fin. A ustedes les echan mano por la lana, pero a mí es por mi carne.
El cerdo y los carneros (fábula de Esopo 600 años a. C.)

En las Galias era muy apreciado el jamón de jabalí, como lo certifican las monedas que durante mucho tiempo llevaban su figura grabada y que probablemente querían simbolizar un carácter religioso. Los galos criaban grandes piaras de cerdos en estado semisalvaje, costumbre que se mantuvo hasta la Francia feudal, en cuyo período se les dejaba campear en los bosques de encinas. La ley sálica dedica varios capítulos en la implantación de penas para los que roben cerdos.

Teutones, celtas y romanos, fueron grandes consumidores de esta carne. Siendo estos últimos los que nos iniciaron sobre la matanza y venta de carne, estableciéndose la figura del carnicero como oficio y implantando normas sobre la edad para sacrificar los animales. Estableciéndose por aquel entonces los primeros manuales sobre la conservación de la cecina del cerdo y la salazón del tocino. La primera receta sobre la curación de jamones de cerdo la encontramos en el libro "De re agrícola" de Catón el Viejo, que murió en el 149 antes de Cristo, aunque el manuscrito más extendido por aquellos tiempos fue la "Ordenanzas de Diocleciano " del año 301 de nuestra era.

Antes de la llegada de los romanos a la península Ibérica, ya se producían cantidades elevadas de cerdos y de jamones. Los íberos, comerciaban con aceite de oliva, vino y por supuesto jamones y embutidos. Estas actividades les proporcionaban bastantes beneficios. El cerdo era tan apreciado que, en la época de Augusto y Agripa, crearon monedas romanas con la forma de un jamón. También han aparecido figuras de cerdos en medallas consulares, usadas como distintivo militar de alguna legión.

En época romana, la matanza del cerdo, en un primer momento, la hacía el cocinero o "coquus" (lo cual recaía siempre un esclavo notorio), mas tarde se fueron especializando, realizándola solo cocineros específicos "vicarius supra cenas". Para ellos la parte más preciada era el jamón, que era consumida sólo por las personas más relevantes de la sociedad.
En la antigua Tarraco (Tarragona) se tiene constancia de que se producían jamones, en Conesa se halló un jamón fosilizado, que tenía unos 2000 años.

Los pobladores cristianos, podían consumir esta carne, reflejándose esto en la Biblia. En el Levítico, capítulo XI, versículo III, queda reflejado los animales que se pueden comer "... también el puerco, porque tiene pezuñas y es de pezuña hendida ".

El nuevo testamento también nos deja referencias sobre el cochino:
“andaba por allí una gran piara de cerdos paciendo en el monte....... Salieron, pues, del hombre los demonios y entraron en los cerdos y de repente toda la piara corrió a arrojarse por un precipicio al lago y se ahogó. Viendo esto los que los guardaban, echaron a huir y fueronse a llevar la nueva a la ciudad y por los cortijos”
San Lucas VIII, 31-34

El las imágenes de San Antón, este se hace acompañar de un cerdo como síntesis de todas las tentaciones. Sin embargo los Antonitas (cofrades del santo), disfrutaban del insano privilegio de dejar corretear por las calles de las ciudades a las piaras de cerdos con las que alimentaban a los enfermos de sus hospitales. También se representa a San Blas en compañía de un cerdo, al que resucitó tras sucumbir en las fauces de un lobo, ya que este era el único sustento que le quedaba a una afligida viuda para pasar el invierno.

Otras creencias religiosas tenían prohibido su consumo. En el antiguo Egipto estaba prohibida su utilización, salvo los días de luna llena que se consideraba como noche sagrada. Al cerdo se le tenia como un animal sagrado, hasta tal punto que quien estuviera en contacto con él, debía purificarse en las aguas del Nilo. Los pueblos nómadas consideraban a los pueblos “porqueros”, inferiores, de ahí la consideración del cerdo como animal impuro en ciertas clases sociales del Antiguo Egipto, como la de los sacerdotes, entre los que fue educado el bíblico Josué. Éste a su vez traslado ese prejuicio al pueblo hebreo y por extensión a musulmanes.

Textos sagrados judíos o musulmanes, vetan expresamente su consumo, pudiendo estar justificada en aquellos tiempos esta limitación por razones sanitarias. El Eutoronomio, libro hebreo, comenta: “el puerco,......... es inmundo para vosotros. No comeréis sus carnes, ni tocaréis sus cadáveres". Aunque Maimones, el celebre medico, filosofo y rabino judío cordobés del siglo XII no entendía tal limitación en su cultura, ni en la de los árabes, pues pudo comprobar que los cristianos con los que también convivía consumían cerdo, no enfermando mas que los practicantes de los demás credos. Por tal motivo a hebreos y musulmanes que habitaban aquel Al Andalus plural, se los denominó por parte de los cristianos como “al-mahrán” que indica “lo prohibido”, derivando de este termino la palabra “marrano” dada a los porcinos.

Durante la dominación árabe de la península ibérica, los ciudadanos mozárabes aprovisionaban su despensa con el denominado "Alhale" que se preparaba con carne de cabra y cerdo. Estos cristianos en tierras musulmanas, continuaron con los hábitos heredadas de los romanos, siendo tolerante con ellos la cultura árabe dominante en estos territorios, en el consumo de la carne porcina e incluso recomendándola. Abulcasis, medico y científico cordobés, refiriéndose a la carne que consumían los cristianos decía: "la carne de cerdo es muy nutritiva y que si en algunas ocasiones fatiga al estómago, basta sazonarla con mostaza preparada”

En otras latitudes, como es el caso de la China antigua, en el que la utilidad y domesticidad de este animal es muy añeja, remontándose a unos 5.000 años, la carne de cerdo, las verduras y el arroz, conformaban su alimentación básica. Fueron estos pueblos orientales los que enseñaron a los mediterráneos la cría de este animal.. Curioso es que por el temor a contraer enfermedades el resto de los pueblos asiáticos no se nutrieran de su carne, considerándolo como un animal nocivo.

Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, el cerdo es introducido a mediados del siglo XVI por Fernando de Soto y Pizarro en el continente Americano.

Los corsarios franceses en el Caribe llamaban a la fiesta del cerdo, en el que lo asaban entero “barbe et queu”, que quiere decir “desde la barba hasta la cola”, origen del actual lúdico y veraniego rito llamado barbacoa.

Los sacrificios de animales a dioses y las ofrendas de estos a santos, son aspectos rituales de las distintas religiones a lo largo de la historia, que nos han dejado muestras de una variada cultura en torno a ellos y a los productos de ellos derivados, como ejemplos tenemos: el derramamiento de sangre en los cultivos para que produzcan más y mejor, danzar alrededor los animales sacrificados, sus carnes o de los productos obtenidos de ellos con el fin de mejorar su conservación, enterramiento de sus cascos o pezuñas, para protegerlos del maligno satanás.

Las referencias hacia el puerco son prácticamente recogidas por todas las artes a través de la historia, historiadores, escritores y pintores nos han dejado referencia de él en sus distintas obras. Aristófanes, Plinio, Estrabón, San Isidoro, Cervantes, Covarrubias, Lope de Vega, Quevedo, Pérez Galdós, Caro Baroja, El Bosco, Goya, Murillo y una lista que seria cansina de leer, nos han trasladado en su arte las distintas facetas del cerdo.

“....y muchas veces se toman las puercas de los puercos monteses que llamamos jabalinas. Quienes de tal casta pudiera aver berracos, muy singular cosa es, que engendran mayores hijos, y mejor carne. No tienen otra falta los tales berracos, sino ser bravos, y no dejar a los otros tomar las hembras”
Alonso de Herrera. Agricultura General 1513
La cultura popular de nuestro país tan rica y prodiga en refranes, no podía ser menos en lo referente a este animal, dichos y proverbios nos han dejado sobre el mismo:

- A cada cerdo le llega su San Martín.
- Al fraile y al cochino no les enseñes el camino.
- Al pez y al cochino, la vida en agua y la muerte en vino.
- Morcilla cular, a muchos ofrecen a pocos dan.
- Chorizo, jamón y lomo, de todo como.
- Más judíos cristianizó el tocino y el jamón que la Santa Inquisición.
- Puerco fiado gruñe todo el año.

Sobre el rito de la matanza encontramos iconografía en distintos monasterios e iglesias de nuestra “piel de toro”, la catedral de Gerona, la iglesia del pueblo de Campisábalos en la provincia de Guadalajara, el monasterio de Ripio, la catedral de Ciudad Rodrigo, el Panteón de los reyes en la Colegiata de San Isidoro de León.

El gorrino ha sido y lo es símbolo del ahorro, no tenemos mas que recordar la forma que solían tener la huchas. Antes de la revolución industrial las familias europeas más pobres guardaban un cerdo de la camada para su venta en caso de necesidad o para hacer una matanza que diera de comer a toda la familia durante un largo periodo de tiempo. Esto derivó en que el cerdo fuera símbolo de abundancia y prosperidad.

El Cerdo se mantiene y pervive, entre otros motivos, gracias a su gran aguante a las caminatas de pastoreo, a su resistencia tanto al frió como al calor, a las radiaciones solares y sobre todo por su capacidad para aprovechar correctamente los recursos que se le ofrecen o por soportar grandes privaciones gracias a sus reservas de grasa, sin olvidar que de él se aprovecha todo, como dice el dicho “hasta el liviano” (pulmones) con ellos y otras vísceras, se hace la güeña, una especie de chorizo.

- En España se producen anualmente más de 20 millones de cochinos, producción solo superada en la Unión Europea por Alemania.

- España elabora unos 30 millones de paletillas y jamones curados, de los cuales el 90% son de cerdo blanco, siendo Francia el principal importador de estos productos.

- La industria porcina supone en la U.E. el 12% de la producción agraria total.

- Cada español consume unos 50 kg. anuales de carne porcina o sus derivados, muy lejos de los 67 kg. que consume un danés por año.

- El jamón ibérico forma parte de los regalos oficiales que se ofrecen a los anfitriones, en los viajes diplomáticos del Ministerio de Exteriores y de la Casa Real.

..................................buen provecho.

sábado, 5 de febrero de 2011

- Cádiz, luz, barroco........ y pescaito en la Tacita de Plata

Pincha aquí si deseas ver las fotos de "Cádiz" y si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"

Nos recibió una dominical y gris tarde de gélido enero, fría, húmeda, lluviosa, .....solitaria, casi hostil, pero aun así no resistimos pasearla y llenarnos de la transparencia de su aire y la quietud de sus estrechas callejuelas.

Cádiz es para múltiples autores la ciudad más antigua del occidente europeo, mas de tres mil años de historia. Tartessos la poblaron y la mítica Atlántida se ha situado hundida en sus costas. La conquistaron y se establecieron en ella fenicios, púnicos, romanos, bizantinos, visigodos, berberiscos al mando de Tarik y almohades.

Denominada por los fenicios Gadir (ciudad amurallada), originariamente fue una isla que por sus condicionantes geográficos, se convirtió en puerto estratégico próximo a las legendarias Columnas de Heracles (Hércules), el fin del mundo por aquel entonces para los mitológicos griegos.

Los romanos llamaron a la amplia Bahía de Cádiz “Tartessius Sinus” y Gades a la ciudad, en la que construyeron una de las urbes más importantes del imperio en su tiempo, de los cuales han dejados restos de notable importancia. De ella partió Aníbal para la toma de Roma y la civilización latina, así como Colon en su segundo y cuarto periplo Americano.

Este nuevo comercio americano hace renacer la ciudad, que se había quedado anquilosada después de la invasión de los árabes y moriscos, renaciendo un floreciente comercio y una clase social elevada que da esplendor a la urbe. Instalándose en ella durante los siglos XVI y XVII comerciantes de media Europa en especial genoveses, erigiéndose en sus mansiones “Las Torres Miradores” que les servían de vigías en las arribadas al puerto de los buques procedentes de Nuevo Mundo.

Este apogeo del importante comercio de ultramar de la villa, motiva las ansias de rapiña de los corsarios durante los siglos XVI y XVII. Piratas beréberes la atacan en 1521 y Barbarroja la asedia en 1530, desde Argel es acosada en 1553 y los turcos intentan conquistarla en 1559. Flemáticos ingleses que no dudan una y otra vez en hacerse con el control de la ciudad y es acosada por ellos. Tropas británicas y holandeses acosan la ciudad en 1587 y 1596, consiguiendo durante este ultimo intento destruir y saquear la ciudad. La misma alianza anglo-holandesa recobra sus intenciones en 1625, no consiguiendo su propósito esta vez, en 1702 los ingleses lo intentan de nuevo y al no poderlo conseguir toman Gibraltar y hasta hoy siguen allí, enarbolando su bandera de doble cruz en lo alto del Peñón. A finales del siglo XVII y comienzos del XIX se suceden numerosos bloqueos de Cádiz por parte de los isleños sajones, culminando estos en 1805 con la derrota de la armada franco-española en Trafalgar, aguas no muy lejanas a cuidad de Cádiz.

Esta Alianza hispano-francesa desencadena el traslado y retención en Bayona (Francia) de la familia real española, Carlos IV y Fernando VII, por parte de las fuerzas de Napoleón y la reacción del pueblo español en contra de la invasión Francesa, desencadenando la Guerra de Independencia.

El sentimiento emancipador de la revolución francesa, contagia a mentes claras y limpias de nuestra piel de toro, provocando el florecimiento de una corriente liberadora, concretándose este, en la promulgación en la ciudad de Cádiz de la primera Constitución Española. Denominada “La Pepa” por proclamarse el día 19 de Marzo de 1812 Constitución liberal, en el sentido progresista de la palabra, que para no variar contó, como no era de esperar otra cosa, con el rechazo total de la iglesia.

Art. 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Art. 13. El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.
Fueron estos movimientos liberales, los precursores de la llegada de la primera republica a nuestro país, sacándonos del absolutismo dominante. Hoy los que se denominan “liberales”, véase el caso de nuestra Esperanza Aguirre, dan más pánico que hasta el mismísimo Fernando VII, que continuamente nos recuerdan sus añoranzas por un pasado no tan lejano, dictatorial, ecuménico y militar.
200 años cumplirá el año próximo este moderno articulado, compendio de normas ciudadanas, y Cádiz se esta engalanado al completo, poniéndose resplandeciente para festejarlo. Restaurando edificios simbólicos y rehabilitando casonas linajudas de las que por el casco antiguo abundan.

Callejeando por sus añejos barrios: de Santa Maria, gitano de origen y en donde casi cada portal recoge memoria a algún cantaor, bailaora o torero de postín; el del Pópulo, él más antiguo y medieval de la ciudad, con sus puertas defensivas convertidas en Arcos; el de La Viña, castizo, jaranero y marinero, donde tomarla es obligado; o el de El Mentidero, no tan antiguo como los anteriores pero también con el inconfundible resabio a “Cai”. Recorriéndolos por sus estrechas callejuelas iremos descubriendo las curiosidades con las que esta urbe nos sorprende:

Un nuevo Teatro Romano, el segundo mayor de España, y digo nuevo, aunque data del siglo I antes de nuestra era, por que se encontró en 1980 entre los escombros de una casa incendiada. Comenta su hallazgo un piquetero de la construcción que por aquellos días estaba de huelga, ......... huelga, reivindicación, que palabra tan lejana para los tiempos que hoy corren, mas lejana en el tiempo casi que el origen de este escenario.

También una casa con 3000 años de antigüedad (Casa del Obispo), convertida en yacimiento arqueológico, en la que podremos observar el aprovechamiento urbanístico con el paso de los tiempos, donde en una misma vivienda conseguimos admirar desde restos fenicios del siglo VIII antes de Cristo, hasta nuestros días. Cuantas casas habrá aun con sus posaderas puestas sobre restos ancianos, cuantos restos se habrán silenciado y cuantos se habrán destruido por el afán desmesurado de riqueza de los “Gürtel” de turno.

Dos catedrales, una vieja que se quedo pequeña (Iglesia de Santa Cruz) y que dispuso construir sobre una antigua mezquita Alfonso X, el rey listo, de origen gótico fue incendiada por los anglo-holandeses en 1596 y reedificada en estilo barroco a principios del siglo XVII. La otra, la Catedral Nueva, se comenzó a construir en 1722 en estilo barroco, pero durante la tardanza de sus obras las modas dominantes iban variando, se la da por terminada en 1838 con gusto neoclásico, pero aun hoy en día, en el siglo XXI quedan detalles sin terminar, por eso la señalan los jocosos gaditanos como la “Catedral Eterna”.

Un mercado, el de la Merced, que ha dejado de serlo y es un centro de Flamenco, otro mercado, el de la Plaza de la Libertad, que si que lo es y lo sigue siendo, aunque las reformas que le han hecho, no le han “hecho” un gran favor.

Un malecón.........., situado en el Campo Sur, que aunque a algunos les gusta compararlo con el de la Habana, hay mucha distancia en ello, no siendo esa distancia la puramente física.

Una puerta medieval, el Arco de Pópulo, convertida en sacrosanta y redimidora capilla, donde a cambio de cada diaria misa se libera un alma del purgatorio.............. lugar tenebroso, que para la curia romana de hoy ya no existe.

Bastiones, castillos, baluartes, murallas y fortalezas la rodean, como no podría ser de otra manera, después de tan intensa vida, en el que la codicia por su posesión ha sido la variable de su historia.

Rebuscando por la ciudad encontraremos Murillos, Zurbaranes, un Greco, Goyas y hasta un cuadro de Valeriano Bécquer, el que pinto los sátiros dibujos de “Los Borbones en pelota”, hermano del poeta Gustavo Adolfo quien fue el encargado de poner los textos al critico libro del siglo XIX. Pinturas y retazos de una floreciente y esplendorosa época en la que Cádiz era centro de la cultura, el comercio y foco de entrada de los flujos innovadores de las ideas de su tiempo.

La casa de La Contaduría, hoy Museo Diocesano o Museo Catedralicio, en el que podemos admirar temporalmente la Inmaculada de Murillo del Oratorio de San
Felipe Neri, que están lustrando para el próximo año. El edificio conserva algunos de los pocos restos de arte cristiano medieval de la ciudad, concretamente un patio gótico-mudéjar, así como los restos góticos de una ventana geminada

La capilla del Hospital de Mujeres, una delicia barroco-rococó y eso que a mi esa sobrecarga artística no es lo que mas me llena, aquí encontraremos el único cuadro del El Greco que hay en la ciudad.

En la Plaza de la mina oiremos la algarabía de sus pájaros, en ella encontramos el Museo de Cádiz que alberga una importante colección de arqueología, cuadros entre otros de Zurbarán, Murillo y el “Retrato de familia” de Valeriano Bécquer sobre el que ya he comentado.

El Oratorio de San Felipe Neri, simbólico edificio, donde establecieron su sede las Cortes de Cádiz. Custodio de La Inmaculada, uno de los mejores lienzos de Murillo. Nos lo encontramos cerrado por reforma, al igual que su colindante Museo de Las Cortes de Cádiz en donde podremos observar una curiosa maqueta de la ciudad, mandada construir por Carlos III.

En el Oratorio de La Santa Cueva, durante el siglo XVIII un grupo de notables ciudadanos todos los jueves flagelaban sus cuerpos en penitencia antes de orar y ser perdonados. El Oratorio de estilo neoclásico esta ubicado junto a la Iglesia del Rosario y se aprovechó en su construcción un antiguo aljibe encontrado al azar. Para él Joseph Haydn compuso su obra “Las siete Palabras”, sobre las que Manuel de Falla, gaditano de pro, comento “Qué equilibrio! Ni una sola nota de más ni de menos que las necesarias”. Aquí es donde encontraremos los tres lienzos gaditanos de Goya.

Las torres miradores son un elemento arquitectónico único en el mundo, característico del desarrollo de esta ciudad. Construidas durante los siglos XVI al XVIII con el florecimiento del comercio con el Nuevo Mundo, fueron levantadas por los potentados de la época para poder divisar desde ellas, la llegada al puerto de sus barcos repletos de mercancías procedentes del otro lado del Atlántico. Actualmente quedan en Cádiz 126 torres miradores de las que en su día hubo, casi todas están ubicadas en edificios privados y por lo tanto difíciles de visitar.
La Torre Tavira es la más emblemática de todas ellas, situada a 45 mts. de altura sobre el nivel del mar, es la cota mas alta de todo el casco antiguo, teniendo desde ella las mejores vistas. Se puede visitar, siendo una de las atracciones mayores de la ciudad. En ella han instalado una cámara oscura de 360º, desde la que nos explicaran los distintos aspectos de Cádiz.

El drago, muy común en las islas canarias, es uno de los árboles simbólicos de Cádiz, ya que se le atribuye tanta antigüedad como a la misma ciudad y está unido a su origen mitológico. Estrabón nos escribe "hay un árbol en Gades, cuyos ramos, doblados hacia el suelo, tienen las hojas de un codo de largo y cuatro dedos de ancho, en forma de espada”. La sabia rojiza, conocida como "sangre de dragón", ha encarnado durante mucho tiempo una importante base económica con la obtención de tintes y pinturas. Durante el siglo XVIII era utilizada por los pintores para obtener matices de color carmín, mientras que los barberos utilizaban su madera para afilar sus navajas.
Uno de los pocos ejemplares que aun quedan en la ciudad se encuentra en el patio de la Escuela de Artes, en el callejón del Tinte.

La rehabilitación del casco histórico ha hecho recuperar una parte importante de sus casonas y palacetes dando una imagen más notoria a la ciudad, algunos de ellos se han reconvertido en hoteles como es el caso del Hotel Argantonio, situado en la calle Argantonio nº 3, el cual recomiendo si pensáis hacer una visita, por su situación, por la calidez de su cuidado diseño, la comodidad que respira y el trato tan agradable con el que nos dispensan.


La Caleta es la playa de Cádiz, de su casco histórico; tan señorial como la Concha de San Sebastián y orgullosos de ello están sus habitantes. El balneario de la Palma y el Real, le dan ese aspecto de finales del XIX tan característico y notable, un lujo de luz y agua.

Casi mas farmacias que bares encontramos por la ciudad y eso que de los últimos ya hay. Tabernas como el Manteca, genuino sabor del Barrio de La Viña, la freiduría de las Flores, en la plaza de Topete, pero mas conocida como la de las Flores o el bar Merodio en la plaza del Mercado. En las paredes de muchas de estas tascas, como si fuera un gran santón, encontramos retratos de Camarón, el gran cantaor flamenco, parido en la vecina población de San Fernando y venerado por parte de los gaditanos como a la mismísima Virgen del Rosario, patrona de la ciudad.

Cádiz es feligrera y devota por tradición, dadivosa de exvotos que encontramos colgados por las paredes de las numerosas iglesias, capillas y oratorios que encontramos por toda la ciudad, muchas de las cuales se esconden tras simples fachadas, como si de una casa de vecinos se tratase.

Pero la lucha de Don Carnal con Doña Cuaresma se vive en esta ciudad de una forma especial. Cádiz es la capital por excelencia de la comparsa peninsular, nada parecido a los de otras latitudes cariocas. Su carnaval es jocoso y charanguero, critico y salao, colorido y ruidoso...........compendio de esa forma de ser, de vivir y entender la vida de los gaditanos,................ los más andaluces de Al Andalus, su centro de atención el enladrillado Teatro Falla.

Curiosa esta “Tacita de Plata”, síntesis de fenicios, romanos, árabes, flageladores, clérigos de renombre, corsarios, piratas sajones, comerciantes genoveses, reyes cristianos y Constitución Liberal; que nos despide al contrario que a nuestra llegada, con esa luz especial, cálida y luminosa del sol de invierno, como queriendo agradecernos el ser visitada.