sábado, 22 de septiembre de 2012

- Groenlandia...........la blanca "Tierra Verde"

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Desde niño me han gustado siempre los mapas, ahora al pasar de los años más aun si cabe, y de los libros con los que antaño iba cargado a la escuela, la geografía era la asignatura que mas llamaba mi atención. Recuerdos tengo de cuando en el colegio, ya con el babi blanco de párvulos, admiraba ese globo terráqueo intrigándome con esa aislada gran mancha blanca que destacaba cercana al Polo Norte.......... Quien me iba a decir entonces; en esa España rancia y gris de finales de los 50; a la que añoran volver televisivos tertulianos decrépitos, y mediocres columnistas de nuevo cuño; que mis botas pasados "algunos" años pisarían esas tierras y que la lejana isla blanca del mapa dejaría de ser por fin una desconocida para mí.



Groenlandia (Greenland), la "tierra verde", a la que sus habitantes los inuits, llaman Kalaallit Nunaat "tierra de las personas", es una gran ignorada. Dependiente aun políticamente de Dinamarca y con una autonomía que ya quisieran los de la "Diada"; su extensión 2.166.086 km2. cuatro veces la península ibérica está ocupada en un 81%  por el Inlandsis, es la segunda concentración de hielo de nuestro Planeta. Una masa helada que en algunos lugares llega a los 3.000 mts. de espesor y de la que descuelgan miles de glaciares que han modelado su geografía durante millones de años, horadando sus rocas, formando profundos valles y configurando hermosos fiordos.

Solo parte de sus costas están libres de esa inmensidad de hielos, siendo en esa franja verde donde se agrupan sus gentes, en total unas 57.000 almas que habitan diseminadas poblaciones, denominándole ciudades  a las que superan los mil habitantes. De estos el 80 % son esquimales, aunque a ellos no les gusta ser apodados así, les gusta más ser llamados "inuits" (que significa "personas"). Siendo ellos sus primeros pobladores, llegados a estas frías tierras hace 4.000 o 5.000 años provenientes del Canadá, al que con anterioridad habían cruzado desde las estepas asiáticas; el resto son daneses y algunos otros occidentales aislados, que mantienen sus negocios o sus pequeñas granjas desde antaño.

Su mayoritaria población que no hace muchos años, sobrevivía de la caza de foca y la pesca, han pasado en apenas unas décadas prácticamente de la edad del hierro a la del electrodoméstico, siendo en la actualidad sus mayores problemas: el mantenimiento futuro de los subsidios daneses, de los que viven prácticamente en la actualidad y sobre todo el acentuado alcoholismo que pude observar en algunas de las poblaciones que visitamos.

De su forma de vivir originaria casi nada queda, es lógico para el siglo XXI en el que estamos, pero si no hubiera sido entre otros estudiosos, por Knud Rasmussen, que entre los años 1902 y 1924 habitó con ellos al norte, en la zona de Thule, legándonos sus estudios antropológicos sobre su cultura y sus formas de vida, estas se hubieran perdido en el tiempo o el olvido y no podríamos hoy saber, las difíciles condiciones y carencias con las que el pueblo inuit ha conseguido sobrevivir a estas latitudes, en este territorio tan hostil y áspero.

La autonomía con la que mantienen su autogobierno y el gran valor que les confiere su tierra, les ha llevado a mantener casi intactos los recursos naturales de que disponen, habiendo decidido clausurar una importante mina de uranio. Dudo, sobre cuánto durará esta defensa de sus recursos naturales. La pérdida del estado subsidiado ante su inminente independencia política, las presiones de intereses espurios, la llegada de los hombres de negro, sus insaciables vecinos del norte americano ...........etc., pueden llegar a que esta hermosa isla sea colonizada nuevamente, esta vez por los infames "Mercados", sin si quiera enterarse de que han perdido su independencia antes de conseguirla.
Hemos recorrido durante dos semanas parte del sur de estas tierras, un viaje diferente a lo que se entiende como turismo, un itinerario que nos ha llevado a conocer sus gentes, su forma de vida, parte de su cultura, sus coloridas y originales poblaciones, sus hielos, sus valles, su vegetación, sus costas, sus glaciares y sus inmensos y extraordinarios fiordos.
Un periplo de unos 650 km. en lanchas por sus marinas aguas y 80 en helicóptero por encima de algunos de sus islotes. Rodeados en muchos momentos por los hielos, verdadero protagonista de estas inhóspitas tierras, recorriendo en total unos 100 km. y más de 4.000 mts. de desnivel por encantadores senderos, entre paisajes únicos y sobrecogedores, al margen de la vorágine multicolor del turismo. También pudimos "disfrutar" de un par de días de foehn (vientos de unos 150 km. hora, que impiden la navegación), y vigilados por hielos milenarios nos hemos sumergido, rodeados de  una naturaleza virgen en sus insólitas aguas termales.
Pero sobre todo, además de los centenares de fotos, lo que me he traído de estas fías tierras son las sensaciones de la inmensidad de sus paisajes, en cualquiera de ellos, todo a mi rededor eran grandes espacios.
Partiendo de Narsarsuaq, el valle de Blomsterdalem o de las Mil Flores fue nuestro preludio, el recorrerlo hasta el glaciar Kiattuut se convirtió en el bautismo de hielo groenlandés. Visitamos al retorno Narsarsuaq, antigua base Americana y hoy aeropuerto a donde llegan las gentes que quieren descubrir estas zonas de suroeste groenlandés, entramos a su pequeño museo y transitamos por entre sus coloridas casas. Poco mas hay para ver en esta minúscula población, solo tomarse unas cervezas en la terraza del Blue Ice Café, eso, si no es fin de semana en el que está en vigor la ley seca.................., como colofón del día, una despejada y fría noche nos regalo el primer espectáculo de auroras boreales.
En la otra orilla del fiordo y separada por 4 km. de agua, se encuentra la aldea de  Qassiarsuk, desde ella dedicamos una jornada a recorrer los senderos que cruzan hasta el vecino fiordo de Sermilik y las granjas de Tasiusaq. Por un recorrido que tiene su encanto entre pastos y verdes lomas, ascendemos por el camino alto de los lagos, bordeando varios de ellos con ovejas en sus inmediaciones, bucólico y sereno recorrido que trascurre sin el mayor esfuerzo  hasta divisar en la lejanía la Bahía de los Iceberg. Es espectáculo es magnífico, sobre un agua azul con tonos color a frio, vemos como gran cantidad de bloques de hielo remansan, sobre la calmada lamina de la bahía que forma este brazo de fiordo, al que nos acercamos y donde se puede disfrutar de una serena tarde de navegación en Kayak, sorteando de los enormes témpanos de hielo que el vecino glaciar Egalorutsit Kangillit desprende al caer. La visión es de almanaque, las sensaciones placenteras...................la compañía inmejorable.
Qassiarsuk está asentada sobre las ruinas de Brattahlíð, en ella rememoramos las hazañas de Erik el Rojo, que expulsado de Islandia, fundó en el 985 en este lugar el primer asentamiento vikingo en Groenlandia, a la que dio nombre de "Tierra Verde".
Las "Sagas Islandesas" (escritas en el año 1261) describen minuciosamente la llegada de los vikingos a estas tierras y son a través de ellas como sabemos que,.................. en el año 982 Eirikr Rauði Þorvaldsson, "Erik el Rojo", apodado así por el color de su pelo y barba o más seguramente por su impetuosa condición. Cuentan estas sagas como su padre, Þorvaldr Ásvaldsson, fue desterrado de Noruega en el 960 por ocasionar algunas muertes, teniendo toda la familia que asentarse en Islandia. Erik se casó allí con Tjodhilde, pero en el 982 fue condenado a un destierro de 3 años por la muerte de dos hombres durante una reyerta. Animado por informaciones que poseía, orientó hacia el oeste su drakkar (embarcación vikinga), rumbo de una misteriosa y desconocida tierra mencionada con anterioridad por marinos y poetas, llegando a las costas Groenlandesas, mas concretamente al fiordo de Tunulliarfik, en donde fundó Brattahlíð la primera capital vikinga en Groenlandia.
En ella se edificó la que sería la primera iglesia cristiana del continente americano, Þjóðhildarkirkja (iglesia de Tjodhilde), así llamada en honor a Tjodhilde (Þjóðhildr's), la esposa de Erik. Cuenta la leyenda que fue el propio Erik el que se vio obligado a construirla, al negarse su mujer a dejarle entrar en el lecho conyugal hasta que no la edificara. El propio Erik nunca abandonó el paganismo, aunque según los mitos cristianos, se habría convertido al cristianismo en su lecho de muerte gracias a su esposa. En realidad se trata de las ruinas de una pequeña capilla. Al realizar excavaciones en sus alrededores, se  han hallado un total de 144 esqueletos humanos, correspondientes a personas altas y fuertes, no muy diferentes a los actuales nórdicos. En uno de los restos, procedente de un hombre adulto no escandinavo, se encontró incrustado entre las costillas un cuchillo, seña innegable de enfrentamientos en las límites de la colonia, en otro cementerio ubicado más hacia al sur, todos los cuerpos muestran amputaciones y lesiones, ocasionadas de forma innegable por un combate.
El entorno de Brattahlíð (Qassiarsuk) hoy en dia, aún ofrece las mejores tierras cultivables de Groenlandia debido a su ubicación al final del fiordo Tunulliarfik, que las protege de las inclemencias de su entorno.
Sobre la ubicación correcta de Brattahlíð, que quiere decir "ladera inclinada", los arqueólogos están trabajando sobre otras dos hipótesis: en las proximidades de Narsaq y otra situada en Quinngua, al fondo del fiordo Tunulliarfik.
Nos cuentan también, esta vez, las "Sagas Groenlandesas" (escritas en el año 1200) como desde este emplazamiento Leif Eriksson, hijo de Erik, partió en el año 1000 para descubrir el territorio Americano, quinientos años antes de que lo hiciera Cristóbal Colón, y al que denominó Vinland (tierra de viñas),.................. pero eso es otra historia que espero contar en otro momento.
Sorprendente es después de esta reseña histórica, navegar por el fiordo Tunulliarfik, también denominado Erikfjord, hasta colarnos en las entrañas del gregario fiordo de Qooqqut. Los bloques de hielo que en su parto final, suelta sobre la lamina de este brazo de mar el glaciar Qooqqup lo ocupan prácticamente todo, el caos es absoluto, el blanco es el color predominante, solo roto por el azul intenso del cielo. Los icebergs casi nos rozan en nuestra navegación, casi podemos sentir sus caricias a nuestro paso, todas las formas imaginables, todos los tamaños posibles, un sin fin de tonos blancos y azules intensos; la impresión de grandiosidad del paisaje, nos haces aquí mas pequeños a los que humanos nos sentimos.
Continuamos navegando hacia el embarcadero de Itilleq, desde el cual caminaremos hasta la aldea de Igaliku por el sendero "Kongevejen" o "Camino de los Reyes", bautizado así después de la visita realizada en el año 1952 por Rey Federico IX de Dinamarca. Por la vereda, al remontar la suave cuesta, disfrutamos de unos de los panoramas más hermosos y serenos del país. La calma del valle incita a la contemplación de este verde paisaje, el azul del cielo y del fiordo, contrasta con las coloridas casas de la población que al fondo divisamos esparcidas en su fértil campiña.
Por encima de la bahía, contemplamos orgulloso la silueta del pico Illerfissalik (1752 m.) en un  discordante entorno árido y desolador. Pero esta trocha que ahora recorremos ya era utilizada por los vikingos de la edad media, que cargando con las naves a sus espaldas, tardaban solo unas horas en atravesar el pequeño istmo de tierra, ahorrándose dos días de navegación en rodear toda la península, para llegar a través del Mar de Gardar, por el fondo del fiordo Igalikup Kangerlua, hasta Igaliku, la antigua Gardar.
En Igaliku se encuentran las ruinas del llamado Gardar vikingo, la primera capital religiosa de la Groenlandia vikinga emplazada en 1121. Después de la introducción del cristianismo por los nórdicos en los nuevos territorios, hubo tantos adeptas a la nueva fe, que en el año 1125 se nombró obispo a un joven cura. El nuevo obispado se estableció en ella, pasando el clarico a ser el mayor propietario de tierras de toda la comarca.Se edificó la catedral de San Nicolai, siguiendo los esquemas de la construcción groenlandesa, erigida enteramente con la roja piedra arenisca del lugar, el interior fue adornado con esculturas realizadas con " piedra de jabón” y las ventanas se elaboraron con tripas de animal. En la nave principal podían entrar más de un centenar de personas y disponía de un establo para más de cien vacas, un granero donde acopiar las provisiones que eran cosechadas por los granjeros, para después enviarlos a Roma. Fue la mayor iglesia que durante la edad media hubo en la isla, hoy solo podemos admirar su parte superior y los cimientos de la granja.
La actual población de Igaliku "chimenea abandonada ", fue fundada en 1783 por el colono noruego Anders Olsen y su mujer groenlandesa Tuperna, dedicando este lugar a San Nicolás, el protector de la gente marinera. Tiene fama de ser la población más bella de toda Groenlandia y una de las mejores tierras de Groenlandia. Hoy la aldea es un pequeño poblado inuit de apenas 40 habitantes, dedicados fundamentalmente de la cría de ovejas, en el que hallamos, una pequeña escuela, una tienda, un pequeño hotel con cafetería donde tomar algo y su pequeña iglesia donde podemos visitar su pequeño museo, en el que encontramos la reciente historia de este hermoso, tranquilo  y colorido lugar.
Qalerallit es un escenario vivo de imágenes sobrecogedoras en el que uno se puede imaginar cualquier escena. Los días, con sus noches, que allí pasamos no son fáciles de que se nos borren de la memoria. Su luz tiene algo de magia, es especial, crea brillos de una transparencia que solo se pueden apreciar en estas latitudes, los colores resaltan de forma especial y hasta se puede respirar la calma y la grandeza del entorno.
Llegamos al fondo de este fiordo un plomizo día lluvioso y aun así disfrutamos, descargamos nuestros bártulos de la lancha y cargamos con ellos ascendiendo hacia el balcón donde está situado el campamento Fletanes. Durante los días que por allí estuvimos el tiempo mejoró, siendo obsequiados en varias ocasiones con vistosos arcoíris y el espectáculo fue completo. Pateamos por sus lomas para ver la inmensidad del Islandsis, nos acercamos hasta el lago Kangerluatsiup por un paisaje casi lunar, caminamos entre las grietas por el hielo de unas de sus lenguas glaciares, jugamos con los icebergs varados en la playa que la marea baja dejaba esparcidos, recorrimos en lancha sus cerca de 10 km. de frentes glaciares, introduciéndonos entre miles de gaviotas, que extrañas de nuestra visita nos regalaban con magníficos vuelos, una mágica sensación que pocas veces, este que os reseña la historia ha vivido.
Pero sobre todo y como colofón final fuimos agasajados por el firmamento con dos noches de excepcionales auroras boreales. Un espectáculo único, el cielo se movía con cambiantes tonos verdes, en algunos instantes el efecto era completo..............cuerpos celestes bailando para nosotros una danza única y singular que solo se repite en estas latitudes, como si fueran fuegos artificiales sin pólvora ni sonido. No es de extrañar que los inuit, cuya ancestral religión ha sido la naturaleza crean que las almas de los fallecidos en espera de nacer de nuevo, forman las Auroras Boreales o "Luces del Norte". Un mito Inuit de la Península del Labrador cuenta que al final del mundo hay un gran abismo con un peligroso sendero que pasa por un agujero del cielo y llega hasta la tierra de los muertos. Las almas de quienes lo han cruzado encienden antorchas para guiar a los recién llegados, y quienes ya están allí festejan un banquete y juegan al balón con un cráneo de morsa, lo que origina las Auroras Boreales.
Especiales son también sus pequeñas ciudades con de un colorido único y peculiar. Narsaq, Qaqortoq, Nanortalik, nombres difíciles de pronunciar para los foráneos, con sus casas diseminadas, donde sus gentes te saludan al pasar, algunos hasta en castellano, siempre con el obsequio de una sincera sonrisa y donde comentábamos con tono ocurrente que todos, los pocos coches que había, tenían todos matricula de Granada (GR).
Especial es también el fiordo de Tasermiut y sus alrededores..................pero eso ya os lo contare en otro artículo.
Un viaje diferente por estas frías tierras, no sin un cierto grado de dureza, que hemos podido realizar gracias a la infraestructura de Tierras Polares, la empresa que Ramón Larramendi dirige desde el Albergue Leif Eriksson Hostel en Qassiarsuk, convertido en verdadero consulado español en Groenlandia y desde el cual, sentado en su terraza tomando una fría cerveza en las tardes o al amanecer cuando el fiordo comienza en estos días ya fríos de septiembre a estar cubierto por una lamina de escarcha, contemplaba los icebergs pasar y meditaba sobre como afectara en el futuro a esta tierra el llamado Cambio Climático.

Acompaño mi relato con el viedo The Aurora, de TSO Photography (Terje Sorgjerd) grabado en el sur de Groenlandia, con música de Hans Zimmer y Lisa Gerrard del tema de la película "Gladiator", Now We Are Free.


Un agradecimiento a Virginia y sobre todo a Jorge, por su compañía.