martes, 31 de diciembre de 2013

- Feliz año 2014

Con rebeldía e indignación....................... resistiremos este 2014 que ahora comienza.

viernes, 20 de diciembre de 2013

- ¿Estamos en crisis?

Terminado está prácticamente ya el año, solo nos queda la esperanza lotera, y desde hace unas cuantas semanas nos están intoxicando en algunos medios de comunicación, los equivalentes al "NODO" de antaño, de que la crisis está ya madurada y que se avecinan tiempos mejores. Esto sin duda, al igual que produjo al principio de esta situación-crisis (también en esos medios), que nos asustásemos y dejásemos de consumir, cargándonos parte de la endeble economía; ahora, con la nueva propaganda contraria, nos incitan al gasto y más en estas fechas tan idóneas para ello.

Sobre los anuncios del final de esta puñetera crisis escribió en su día, hace casi más de un año, la profesora de enseñanzas medias y bloggera Concha Caballero, también colaboradora del diario El País en Andalucía, cuyos interesantes artículos podéis seguir en esta página: http://elpais.com/autor/concha_caballero/a/ 

El día que acabó la crisis 

Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas. 

Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios. 

Un buen día del año 2014, cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, entonces la crisis habrá terminado. 

Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas, entonces se habrá acabado la crisis. 


Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, entonces nos anunciarán que la crisis ha terminado.

Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio. 

Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa. 

De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición. 

Escrito por Concha Caballero y publicado en El País - Andalucía el 18-01-2013

 

lunes, 2 de diciembre de 2013

- Benarés........ a la orilla del Ganges (India)

Pincha aquí si quieres ver las fotos de "Benarés", si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"

El Ganges, el gran rio de la India, originó junto con el Indo, allá por el amanecer de los tiempos, una de las culturas más antiguas de nuestro planeta; fascinando, atrayendo y acercando hacia sus orillas a millones de gentes. La historia del "Sagrado Rio" del Hindostán, desde sus fuentes al mar, y desde los arcaicos inicios de la civilización a los actuales, es la historia de la evolución y la cultura de la India, del auge y caída de imperios, de magníficas y orgullosas ciudades, de aventuras épicas, ….... pero sobre todo es una historia de tolerancia por encima de ideas, gentes, culturas y religiones. 

Tras su nacimiento en el Himalaya occidental, en el glacial Gangotri, recorre durante unos 2.510 km. todo el norte del país, adentrándose en el vecino Bangladesh uniéndose en él a otro gran rio asiático, el Brahmaputra, para desembocar en el golfo de Bengala formando el más grande delta del mundo, trasportando  la mayor cantidad de sedimentos de entre todos los ríos de nuestro maltrecho planeta. Al despedir las montanas del Himalaya, a unos 300 km. de sus fuentes, en las poblaciones de Rishikesh y Haridwar, se adentra en una gran planicie que ya no abandonara hasta su encuentro con el mar. Esta fértil llanura que el gran rio junto a sus tributarios riega, abarca una cuenca cercana al millón de km², sobre la que se asienta una gran concentración humana con una de las más altas densidades del planeta, unos 700 millones de personas, el 10% de la población mundial. Siendo sus inmensos valles fundamentales en la producción agrícola del país, proporcionando una permanente irrigación para la obtención de productos como: arroz, caña de azúcar, legumbres, semillas de aceite, patatas, trigo, pimienta, mostaza, sésamo, yute, etc. que conforman la alimentación de este inmenso país enormemente poblado. 

Pero el Ganges es algo más que un río, es una madre, una tradición, una cultura............ una diosa "Ganga" y su  importancia dentro de la religión hinduista es fundamental, porque a través de él se tiene acceso directo al Nirvana (liberación).  

Relata una antigua leyenda hindú que Himalaya, dios de la gran montaña, tuvo una hija de gran belleza a la que puso de nombre Ganga, conocida también como Maa Ganga (madre Ganges) o Ganga Devi. La diosa fue en principio esposa del dios Visnú, hasta que éste decidió cederla como tal al dios Shiva. Pasando después a ser consorte del rey Shantanu. Siendo entonces cuando tuvo un significativo papel en el nacimiento de los Vasus , los ocho dioses del día: viento, fuego, agua, amanecer, luz, luna y estrella polar. Según cuenta la mitología, estos dioses sufrían una terrible condena que los obligaba a nacer de nuevo pero como seres mortales. Ganga, compadeciéndose de ellos, se convirtió en la gran madre de todos con la promesa de acabar con su existencia nada más nacer, buscando así obtener nuevamente para ellos la inmortalidad. Y así lo hizo… Pero antes de acabar con el último de los recién nacidos, Bhishma, apareció el rey Shantanu evitándolo. Ya convertido en hombre, Bhishma terminaría convirtiéndose en uno de los principales héroes de la gran epopeya mitológica hindú conocida como "Mahabharata".  

Narra así mismo la mitología que, en un principio, fue el dios Brahma, el creador del universo, quien dio vida al Ganges alimentándolo del sudor de uno de los pies de Vishnú, el dios preservador, pero que por ese entonces el río tan sólo corría por el cielo. Fue Shiva, el dios destructor, quien se ofreció para hacer descender las aguas del cielo hasta la tierra, para con ello liberar a la gran cantidad de almas que habían sido condenadas por los dioses. Pero tanta era la altura entre los dos mundos, cielo y tierra, que Shiva tuvo que crear un camino entre ellos con su melena, para que la fuerza de las aguas no devastara la superficie de la tierra, sirviendo además, estas aguas sagradas, que brotan de su divina cabellera para calmar la sed de las tierras de cultivo. Entonces Ganga bajó primero hasta la cabeza de Shiva y entre sus cabellos se dividió en siete ríos, el mítico Ganges y sus afluentes, purificando con su divino elemento las cenizas de lo que antes eran cuerpos. Así llegó el agua hasta el hondo agujero por el cual habían bajado al inframundo, lo inundó liberando sus almas y dio origen a un gran océano. Hoy en día el Ganges sigue siendo considerado como un río sagrado y bañarse en él supone la purificación del cuerpo y del alma. 

El nombre Ganges "gáṅgā" proviene de la palabra sánscrita, "gá g" que significa (se mueve rápidamente). Ya siendo mencionado en el Rig Veda, la más temprana de las escrituras hindúes, en la cual aparecen relacionados los ríos que emanan de las montañas himalayicas desde el este al oeste.

El primer occidental que mencionó la existencia del gran río fue el griego Megásthenes, aunque nacido en Asia Menor, lo menciona varias veces en su obra “Indika”, escrita sobre el año 300 a.C.. “La India, posee muchos ríos largos y navegables, que tienen sus fuentes en las montañas de la frontera septentrional y atraviesan el país plano; y no pocos de ellos, tras unirse unos con otros, desembocan en el río llamado Ganges. Este río, que en su fuente tiene 30 estadios de ancho, discurre de norte a sur, y vacía sus aguas en el océano, con lo que forma la frontera oriental del Gangaridai, una nación que posee una vasta fuerza de grandes elefantes”. 

Es probable que el Ganges llevara más caudal en la época del Imperio Romano, cuando la actual Patna era la gran ciudad portuaria de Pataliputra. Incluso en el siglo XVIII, los barcos de la Compañía de las Indias Orientales llegaban por él hasta Allahabad. En la actualidad, el cieno de sus sedimentos imposibilita este tipo de trasporte para embarcaciones profundas. Afamado desde siempre, es curioso encontrarnos en Piazza Navona de la misma Roma desde 1651,  la conocida Fontana dei Quattro Fiumi (Fuente de los Cuatro Ríos). Construida a mediados del siglo XVII, simboliza los cuatro grandes ríos del mundo (Ganges, Nilo, Danubio y Río de la Plata), lo que acredita la importancia del gran rio hindú en nuestras más próximas culturas. Sólo dos ríos del planeta, el Amazonas y el Congo, superan el caudal del sistema que forman el Ganges, Brahmaputra y Surma-Meghna. 

Al igual que los musulmanes deben visitar la Meca, los hindús, creen que la vida está incompleta si no se bañan en el Ganges al menos una vez en la vida. Es por ello que muchas familias hinduistas mantienen un recipiente con agua del río sagrado en su vivienda, de forma que si alguien muere, pueda beber un poco de esa agua. Muchos seguidores del hinduismo tiene la creencia que beber de su agua, limpia el alma de todos los pecados, y que también sirve para curar enfermedades. Las viejas escrituras afirman que el agua su corriente lleva la bendición de los pies de Vishnú; por eso la madre Ganges es conocida como Vishnupadi, que significa “emanante de los pies de loto del dios supremo Sri Vishnu“. Los seguidores de Ala, que habitan en India y Bangladesh, recurren al wudu, para una limpieza religiosa del cuerpo, rezando al mismo tiempo sumergidos en el río Ganges. 

Pero el Ganges no es una leyenda y un sueño idílico. A partir fundamentalmente de abandonar las montañas, comienza un peregrinar por ciudades, pueblos y aldeas superpobladas que lo van deteriorando, estando considerado como uno de los ríos más infectos del mundo, sufriendo la contaminación humana, bacteriológica, fecal y la explotación comercial, por lo que el consumo de sus aguas presenta un alto riesgo de infecciones. En Benarés se evidencia esa contaminación del río, que ha sido con anterioridad castigado con importantes vertidos industriales, calculándose que a su paso por la sagrada ciudad, contiene 60.000 bacterias solo de residuos fecales por cada 100 mililitros, 120 veces más del límite aceptable para el baño. 

Aunque la visión que el "hindú" tiene de su rio, influenciado por su religión, es que no está en absoluto contaminado ni sucio, ni mucho menos impuro; puesto que se trata de una diosa, el Ganges es posiblemente del río más contaminado del mundo. Afectando  a unos 400 millones de personas que viven en las proximidades.  

Además, el aumento global de las temperaturas del planeta está dejando sentir sus efectos sobre los glaciares tibetanos de las montañas del Himalaya. Este efecto supondrá la desaparición progresiva de los glaciares, poniendo en peligro el suministro hídrico de los ríos en los que se asientan sus fuentes. Según un informe del clima de la ONU publicado en el año 2007, los glaciares del Himalaya que alimentan el Ganges podrían desaparecer en el año 2030. A partir de ese momento, la corriente del río sería estacional y fruto puramente de las lluvias producidas durante la época del monzón. 

Aun así es sugerente; si recorremos su curso, en pleno Himalaya, disfrutaremos de espectaculares paisajes. Por encima del glaciar donde están sus fuentes se ubican montañas de más de 7000 metros. Una vez que el río abandona Rishikesh, meca del yoga, la meditación y donde sus rápidos son apreciados por los practicantes del rafting, nuestro río se domestica. Esta población, asentada a ambas orillas del rio y comunicada por dos imponentes puentes colgantes, se hizo célebre a raíz de ser visitada por los Beatles durante su etapa mística, en la que siguieron las enseñanzas del Gurú Maharishi, del que al parecer salieron algo mosqueados. No muy lejos se sitúa Haridwar, una de las siete ciudades más sagradas de la India, en donde pudimos con tranquilidad y sin el alboroto turístico de Benarés, admirar a la puesta del sol, la realidad de los ritos hindús, los "aarti". Ubicada a tan sólo 300 m de altitud y a 2.200 km. de la desembocadura del Ganges, es donde comienza la planicie gangética. 

Tras una suave curva de 800 km. llega a la siguiente ciudad clave de su recorrido, Allahabad, allí se une al Yamuna, que circula por Delhi y Agra. Siendo el punto de confluencia de ambos ríos "Sangam", donde se llegan a bañar hasta 70 millones de personas durante el Kumbh Mela, una peregrinación que tiene lugar cada doce años. De acuerdo con textos hindúes antiguos, un tercer río, el Sarasvati, se unía en este punto con los otros dos. 

Unos kilómetros más adelante se llega a la mítica ciudad de Benarés, una de nuestras últimas etapas en el viaje a la India. 

Benarés
Conocida en la actualidad como Varanasi, Benarés representa todo aquello que trastoca con nuestros principios y prácticas occidentales. El primer contacto con la India a través de ella puede llegar a ser un shock para alguien que no esté acostumbrado a las modos y la manera de ser de las gentes de este país. Considerada la ciudad más sagrada de la India, se presenta a sus visitantes como un festín para los sentidos, das un paso y te encanta, al siguiente te agobia. Acaso por eso, comentan que es el sitio más característico del todo el país, uno de sus destinos más simbólicos y foco de una sorprendente selección de lugares interesantes de ver. Quienes visitamos la vibrante ciudad por primera vez, somos apresados por lo fascinante que puede ser esta muestra de la vida y el ajetreo de la India, en el que se mezcla el encanto del antiguo mundo con una vida actual y palpitante............. La arcaica ciudad, con más de 3.500 años de antigüedad, llamó la atención del novelista americano Mark Twain, quien escribió: "Benarés es más antigua que la Historia, más antigua que las tradiciones, más vieja incluso que las leyendas, y parece el doble de antigua que todas juntas”. 

Una buena forma de llegar a ella para hacernos una idea de la forma de vida y además conocer unos de los medios de trasporte más sugerentes y extensos de India, es hacerlo en tren. La red de ferrocarriles que dejaron construida los británicos tras la independencia es amplia, y prácticamente nos puede acercar a cualquier punto del país,  pero por su apariencia es cuando menos impactante, pues poco han evolucionado desde entonces estos caminos de hierro. Adentrase en sus vagones, aunque sea en litera con aire acondicionado, es toda una experiencia para los sentidos, prácticamente para todos ellos, hasta en el pasillo hay instaladas camas y sus habitáculos asemejan ser del siglo XIX. Multitud de usuarios abarrotan las estaciones, los compartimentos normales van atestados de gente, y aunque no pudimos ver esa estampa de gentes viajando encimas de sus techos, la pudimos imaginar. Grupos variopintos de personas pululan por sus pasillos: jóvenes, menos jóvenes, guiris, estudiantes, vendedores, japos......y gentes de cualquier condición y textura humana, una mezcolanza de gentes en estrecha convivencia. Vienen a mi mente imágenes similares de mis tránsitos vacacionales en el ferrocarril de hace 50 años camino de Soria....... claro, que el que trasbordaba en Torralba no llevaba literas, aunque algunas veces para recorrer esos 93 km. de distancia hubieran sido necesarias. 

Situada en la orilla occidental del Ganges y también conocida como Banarás o Kashi, Benarés es la única ciudad en todo el recorrido del Ganges donde el rio fluye en dirección norte, lo cual le confiere su enorme carácter sagrado. Filosóficamente, este giro da la posibilidad al ser humano de no seguir hacia el sur, sitio de Yama, dios de la muerte, hacia donde generalmente nos dirigimos. Sus callejuelas estrechas palpitantes de vida,  los viejos templos, el sagrado Ganges, donde miles de hombres y mujeres se aglutinan para el baño espiritual y las cremaciones de sus muertos, garantizan que esta meca para los hindús, sea un interesante y fascinante lugar para el resto de los humanos que nos acercamos hasta ella. 

Al ver ese gran rio por primera desde la distancia, no da la impresión de su contaminación, pero lo está y bastante. La principal casusa de ella no radica en las actividades que se desarrollan en sus orillas, si no que vienen de los residuos que en sus aguas se depositan, fecales y sobre todo industriales sin tratamientos de depuración. Se comenta que una bacteria de cólera sobrevive solamente 3 horas en las aguas del Ganges a la altura de Varanasi, mientras que en agua normal logra perdurar 24. Centenas de personas diariamente se bañan, lavan ropa, beben de sus aguas y pasan minutos cepillándose los dientes. Pero para sus moradores, la diosa Ganga, hija del rey Himavat y la ninfa Mena, enviada por los dioses para redimir los pecados de los hombres, guarda celosamente sus secretos. El más sorprendente, citado en casi todos los textos sobre el río, es la supuesta y misteriosa cualidad antiséptica de sus aguas: en Benarés, donde el río arrastra cadáveres en descomposición, los microbios parecen esfumarse,............ el Ganges, el rio sagrado los purifica. 

Una de las mejores formas de comenzar nuestra visita, es recorrer su ribera al amanecer en algunas de las barcas que transitan a esas horas a lo largo de la orilla del río, cuando los templos y los palacetes de su margen están teñidos por una tenue luz dorada y donde podremos observar, al mismo tiempo que despierta el día, como sus gentes se acercan desde las laberínticas calles para acercarse hacia los distintos ghats, a lavar sus ropas, realizar yoga o darse un baño ritual, en el que santones, gurús, sadhus, brahmanes y devotos hindús, inician su rutina religiosa de rendir tributo al sagrado Ganges. Escenas que se nos quedaran para siempre en nuestra mente y que solo en esta ciudad se repiten con tanta intensidad. 

Con decenas de interesantes lugares para visitar: templos, bazares, etc. ......... y multitud de Ghats en donde poder observar y aprender sobre sus creencias y su forma de vida, Benarés es la síntesis de la india. Si el resto del país, es una explosión de color y de escenas únicas, Benarés es ya el culmen de todas ellas. Recorrerla es un menú completo para nuestro olfato: incienso, cremaciones, curry, asados, hierbas aromáticas…. La abundancia de aromas y colores se mezclan en un sinfín de matices, constituyendo un verdadero placer para nuestros sentidos, haciéndonos sumergir en el ajetreo de la ciudad, tornándonos en parte del bullicio de sus angostas calles.  

Godowlia Chowk es el centro neurálgico de la ciudad, desde esta plaza parten todos los caminos que nos llevan a los ghats y a los lugares más interesantes que en ellos podemos encontrar. Por Dasaswamedh Road llegaremos a las escaleras de Dasaswamedh ghat (sacrificio de 10 caballos), Man Mandir ghat y Prayag ghat.  

Chowk es el viejo barrio que se extiende al norte de la plaza, bordeando los ghats. En este barrio, junto con el de Bangali Tola situado al sur de Dasaswamedh y que se extiende hasta Shivala, resulta imposible orientarse sin tener que preguntar a los viandantes por el camino a seguir. No debemos dudar en dejarnos perder por la maraña de sus callejones llenos de animación y color, tan estrechos y sinuosos que impiden la circulación de cualquier tipo de vehículo que no sean las motocicletas. En él se respira una atmósfera turbadora al caer la tarde, sobre todo si nos encontramos tomando algo en el "Blue Lassi" y frente a nosotros, traspasando el recodo de una callejuela, aparece el cuerpo de un difunto conducido por su familia hacia el lugar de su cremación, en el no muy lejano Manikarnika ghat. El "Blue Lassi", es otro de los lugares recomendados, en el que se puede probar uno de los mejores "lassi" (yogur batido con frutas) de toda la India, lo confeccionan allí mismo, delante de ti, a vista de todos los que pasan por la calle. Esta situado en Kachauri Gali y muy carca del Templo de Oro o Kashi Vishwanath y de la Mezquita Gyanvapi........... y cuenta con servicio wifi gratuito para sus clientes.......... uno más de los contrastes de esta ciudad. 

La Gyanvapi Mezquita o Alamgiri Mezquita, fue construida por el emperador mogol Aurangzeb en el siglo XVIII, sobre las ruinas del majestuoso templo hinduista dedicado a Shiva de  Kashi Vishwanath, destruido durante la invasión mogol. Situada cerca de Lalita ghat, su acceso está únicamente permitido a los musulmanes. Fue edificada en color blanco al estilo arquitectónico hindú, pero con influencia persa y mogol. La pared original del antiguo templo hindú se mantuvo deliberadamente como parte de la mezquita, sirviendo de insulto a los sentimientos de los seguidores de su culto original. 

Separada de la mezquita por una verja y el "Gyanvapi" o Pozo del Conocimiento, se encuentra el templo Kashi Vishwanath, uno de los doce lugares dedicados a Shiva más sagrados de la India. La deidad principal se llama Vishwanata, que significa "el que gobierna el universo", y debido a la cúpula dorada que lo corona, también es llamado Golden Temple (Templo Dorado), recubierta por 800 kilos de oro. Además de la cúpula, son dignos de ver los relieves florales pintados en los muros exteriores del templo.  Es visitado par más de 3.000 personas al día, sólo por el ambiente que tiene merece la pena acercarse hasta él. El pozo es considerado por los hindúes como el lugar sagrado, al que Shiva Lingam (representación fálica de Shiva) saltó para esconderse antes de que el templo fuera arrasado por Aurangaseb.  

Este templo que aparece mencionado en la mitología hindú, ha sido destruido y reconstruido numerosas veces. Se cree que la estructura actual es debida a la maharaní de Indore, Ahilya Bai Holkar, conocida como la Reina Filósofa, que lo construyó en 1780. La entrada a los foráneos está prohibida en el interior del templo, pero se puede apreciar la cúpula y parte de él, desde la segunda planta de una tienda que hay justo enfrente del mismo. 

En los alrededores de estos dos templos, sobre todo custodiando la puerta de los mismos, encontraremos policías bien armados y cubiertos de chalecos antibalas, como sistema de disuasión para evitar un ataque por parte de grupos ultrahinduistas o de integristas islámicos. 

Benarés es igualmente el último amparo de los afligidos, de los relegados por todos. Transitan por sus enmarañadas callejas más de 20.000 viudas, envueltas en sus blancos saris, a la espera de que la muerte las libere de su abandono y a las que podremos ver todos los días a las puertas de este templo. Con suerte hallaran asilo en esos sombríos lugares llamados "vidhwa ashrams" o casas de viudas, a los que consideran su hogar, subsistiendo gracias a las limosnas de los visitantes que se acercan al célebre templo.  

En el hinduismo más dogmático, las viudas deben dedicar el resto de su vida a la memoria de sus esposos, ya que sin ellos su existencia no tiene valor. Están obligadas a no llevar ningún tipo de joya u ornato que las pueda destacar, deben vestir un  simple sari blanco, he ir con el pelo corto o incluso rapado como signo de renuncia a los goces terrenales. En muchas ocasiones son obligadas a efectuar los trabajos más duros en la casa marital de la familia de su esposo. Muchas de ellas son abandonadas a su fatalidad o mandadas a alguna de las "ciudades de viudas" entre las que se encuentra Benarés, donde les espera una mísera existencia hasta el momento de su muerte. 

Unos 35 millones de viudas se calcula que hay actualmente en la India, un tercio de ellas recluidas en las casas de acogida, socorridas por la caridad, subsistiendo en evidentes condiciones de miseria y falta de higiene. En las que el único modo de subsistir es mendigando o prostituyéndose. Son las víctimas de una religión tan singular como injusta. 

En el barrio de Chowk, se haya así mismo el Old Bazaar (bazar viejo), uno de los mercados más vistosos y activos de la ciudad. Lleno de vida, colorido, variopinto y seductor, en el que el descanso no existe, pues parece como si estuviera abierto todo el día. Entre suciedad, vacas sagradas, rickshaws, motocicletas y una multitud que no cesa de transitar por sus estrechas e intrincadas callejuelas podemos encontrar: panaderos, queseros, fabricantes conservas, pasteleros, lecheros que preparan allí mismo yogurt o lassi, libreros, zapateros, puestos de venta de tés, comerciantes de seda, vendedores de juguetes, tiendas de especias, joyerías, y hasta vacas sagradas..... Perderse por él es una actividad más que nos ofrece esta ciudad. Los comercios, en muchos casis minúsculos, nos ofrecen todo lo que la mente pueda imaginar, incluso lo inconcebible, pues en sus puestos se venden cosas desconocidas para los humanos de occidente, en donde los comerciantes de estos oscuros y diminutos cuchitriles se dedican a los oficios más variados. Como en el resto de la India, comprar en el Old Bazaar es una experiencia única, donde regatear es imprescindible convirtiéndose en una destreza, formando parte de la esencia de la ciudad. 

Para relajarnos del ajetreo y la intensidad de la ciudad, en la última planta del Rashmi Guest House y con unas vistas impresionantes de río, se encuentra el restaurante Dolphin, situado justo encima de Man Mandir Ghat. No puedo opinar sobre la comida, ya que solo estuvimos tomando unas frías cervezas, descansando y recreándonos de la panorámica. Desde él se puede ver, en la terraza del edificio contiguo, el observatorio astronómico mandado construir por el Maharajá Jai Singh II en siglo XVIII, uno de los 5 edificados por él en la India.

  más frecuentados de la urbe. Sitio de reunión de autóctonos y foráneos, donde podremos visionar un magnífico espectáculo y uno de los mejores lugares del mundo para observar las distintas formas de entender el hinduismo.  
Pero lo que en realidad identifica a Benarés del resto de la ciudades de India, son sus "ghats". Esas escalonadas gradas de piedra, rodeadas de cientos de templos, que desde la ciudad descienden al rio y que en número de 84, se extienden por su orilla a lo largo de 7 km. siendo los enclaves

Estos ghats, que con frecuencia se inundan en la época de lluvias, son lugar de peregrinación no solo para los hindúes, si no también para los fieles de otras religiones, atrayendo hacia sus aguas a más de un millón de estos penitentes cada año. Siendo protagonistas en ellas los baños y abluciones que secuencialmente y en número de cinco están obligados a realizar durante este la recorrido ritual, en la creencia de que cada chapuzón en ellas les depurará sus pecados. En ellos nos toparemos con las insólitas imágenes de familias enteras bañándose, mujeres preparando ofrendas con comida y velas para que la corriente del rio la lleve, hombres lavando ropa, personas rezando o meditando, pintores, pescadores, búfalos tomando su baño, mendigos, vendedores de droga, incluso esos curiosos y genuinos personajes que forman los gurús o santones, realizando yoga, fumando marihuana con piadosos fines u ofreciendo oraciones a los peregrinos que hasta ellos se acercan. Estos últimos personajes suelen estar dispuestos a mantener charlas con los foráneos que les emplazan, dejándose fotografiar con el donativo de algunas simples monedas. 

Recorrerlos hacia el sur partiendo desde el de Dasashwamedh, el más significativo de todos y uno de los  lugares más visitados de la ciudad, pasando por el animado de Ahilyabai, y el de Darbhanga, que con sus antiguas havelis (palacios) de altas torres, erigidas a principios del siglo XX por dos príncipes de Bihar, parecen custodiar el rio. En nuestro caminar seguiremos descubriendo los de Rana Mahal, el muy concurrido de Kedar, Vijaya Nagaram, Lali, Harishchandra, Shivala, Jain, en el que se sitúan los pescadores.  Hasta llegar a Assi Ghat, el ubicado más al sur, donde el rio Assi se une con el Ganges, afamado por su gran Shiva Lingam situado bajo un árbol Peepal y lugar preferido de los fervorosos hindúes que se aglomeran en él, para brindar sus rezos después de tomar su baño sagrado. Podemos así mismo tomar dirección norte cruzando los de  Rajendra Prasad, Man Mandir, donde está el observatorio de Jai Singh II, Lalita, Manikarnika, Scindia, con su templo medio sumergido, Ganga Mahal, Bhonsale y Pancha Ganga, donde se sitúa la Gran Mezquita de Aurangzeb, incluso llegar a Adhi Kesava Ghat, en la confluencia del rio Varuna con en gran rio de Benarés, lugar donde se dice que Vishnú pisó por primera vez Benarés. Cualquiera de estos dos recorridos se convertirán en una senda que nos ira mostrando escenas cotidianas de niños jugando en las aguas, vacas sagradas refrescándose, mujeres ceñidas en sus vistosos saris lavando en el río o realizando una puja (ofrenda).   

El ghat de Dasashvamedh, desde el que se inician los recorridos en barca, es considerado uno de los mejores, desborda actividad y en él se ubican bajo coloridas sombrillas de bambú filas de sacerdotes dirigiendo las plegarias rituales. Siendo en este lugar donde tendremos la seguridad de toparnos con gurús y santones, que maquillados de vistosas pinturas, meditan o realizan yoga sobre sus gradas, también con fieles devotos practicando sus baños, con mendigos o con infinidad de vendedores y buscavidas que nos ofertaran los servicios más insólitos, como cortarnos el pelo y afeitarnos, darnos un masaje allí mismo a la vista de todos u ofrecernos cualquier tipo de producto. Su nombre procede de la leyenda sobre el sacrificio de diez caballos que consumó Brahma para que Shiva volviera de su destierro.  

En la religión hindú, morir en Benarés y ser incinerado en ella es motivo de júbilo, ya que aquí se alcanza la salvación y la quiebra del ciclo de reencarnaciones, en la creencia de que antes ya de la existencia del Ganges era el lugar donde se quemaba a los muertos. El fin primordial de todo hindú, es acudir a ella para expirar su último suspiro, pues al parecer Shiva susurra palabras de alivio al oído de los moribundos. Miles de peregrinos se allegan a esta ciudad en busca de la paz liberadora que ofrece la diosa Ganga, siendo centenares los ancianos que vagan por sus calles a la espera del momento que los trasladará hasta el descanso eterno.  

Para los humanos occidentales que somos, el hecho de la muerte tiene un significado de dolor y rechazo. Hace ya muchas lunas que dejamos de amar y comprender el ocaso de nuestra vida, por eso la ocultamos bajo tierra, sin embargo en la India la muerte se respeta igual que la vida, y juntas caminan de la mano para darle un lógico sentido a nuestra existencia. Por eso en estas terrazas de los ghats, "vida y muerte" se entrecruzan con la máxima naturalidad, donde gran numero de devotos se aglomeran en medio de una enorme algarabía sumergiéndose en sus aguas, al tiempo que en su cercanía se está efectuando una cremación................ un ejemplo más de personalidad de este país, donde la calma y la tolerancia son su razón de ser. 

De entre estos ghats de cremación destacan Manikarnika y Harishchandra, en los que durante nuestro recorrido podremos hacer una pausa para hacernos una idea de este ritual en torno a la muerte. Manikarnika, donde la mitología sitúa el pozo que Vishnú cavó con su disco antes de que el Ganges fluyera por el lugar, es el más impactante y sagrado de todos y el que auspicia los mejores augurios para los difuntos, siendo el predilecto para muchos creyentes, algunos de los cuales son traídos hasta aquí para ser incinerados desde lugares muy alejados en la distancia. En él arden de forma permanente las piras funerarias independientemente que sea de día o de noche, esperando su turno de fuego los cuerpos yacentes junto a los apilados troncos de leña que harán de combustible. 

Los cuerpos son trasladados a hombros, sobre camillas de bambú cubiertos por telas naranjas o amarillas, a través del casco antiguo camino el río sagrado. No es extraño poder observar durante nuestra ruta, alguna de estas procesiones por las callejuelas de la ciudad, mientras el resto de los viandantes continúan con su actividad cotidiana sin más. Antes de darle el fuego redentor, el cuerpo se baña en el río, se le despojan las telas que lo cubren, dejándole un sudario blanco y depositándole sobre la pira, se hace arder esta con unas matas de paja, a la vista de todos. Los viandantes podremos contemplar la solemnidad del acto, ya que el ritual que corteja a la muerte es aquí algo natural y cotidiano, sólo es preciso tener el debido respeto y ser prudente con las fotos, ya que en sus alrededores hay una mafia de buscavidas atentos a los foteros. 

En la parte alta del ghat se almacenan montones y montones de troncos,  que son trasportados a hombros de forma continua hasta el lugar por los recovecos de la ciudad. Cada tipo de madera tiene un coste diferente, siendo la de sándalo la más cara y aunque sea en una ínfima parte, todas las piras deben de tener algo de esta singular y sagrada madera.  

Hasta doscientos cuerpos son quemados diariamente en este lugar, consumiéndose unos  200 kilos de madera en cada pira, que tarda alrededor de  tres horas en quemarse. Una vez incinerados los cuerpos se recogen las cenizas arrojándolas al Ganges. No solo son quemados en este lugar los muertos de Benarés, cadáveres de otros lugares lejanos de India son traídos hasta aquí. Siendo muchos los que procuran llegar a esta ciudad para morir, en la que se encuentran cinco asilos para aguardar la muerte, en los que se alojan y subsisten unos 1.500 ancianos, a la espera del tenue susurro de Shiva que les traslade a la liberación.

Después de este paseo que os he propuesto por esta delirante ciudad, entre la vida y la muerte, entre la existencia y la nada, deberíamos acercarnos en el ocaso del día a una de estas escalinatas para presenciar la ceremonia del "aarti ganga". En los ghats de Dasashwamedh y Man Mandir son cientos de personas las que acuden a ese rito mágico ejecutado por brahmanes, donde se agasaja a la "diosa rio" con fuego, danzas y canciones. En este ritual, cuyo origen está en la religión vedica, están presentes, siendo sus protagonistas, los cinco elementos: el espacio (akash), el viento (vayu), la luz (tej), el agua (jal) y la tierra (pruthvi), bajo la forma de grandes lámparas de luego, acompañadas del sonido de campanas, golpes de tambor del gong ceremonial y el canto de alabanza y de mantras en sánscrito. El resto de los creyentes ofrecer flores y luz al rio, con el propósito último de ofrecer su gratitud, en la creencia que si el sagrado río refleja la luz ofrecida, entonces es que la ha aceptado. El fervor de los locales es enorme y el ambiente irrepetible, nos envuelven aromas de incienso y sándalo,  los sonidos de los instrumentos que al comienzo nos suenan extraños y chocantes, se tornan armónicos. La noche que ya ha hecho su presencia, trasforma el lugar en algo realmente especial,................. algo que hay que vivir y sentir, ya sea en Benarés, Haridwar, Rishikesh o en cualquier otra orilla de este sagrado rio de la India. 

Además de docenas de templos únicos, un puñado de mezquitas y sus afamados ghats, Benarés ofrece una selección de lugares curiosos de ser visitados. Destacar de entre ellos, en su periferia, Sarnath, la cuarta ciudad más sagrada para los devotos Budistas, donde hallan las ruinas de la Stupa Dhamekh erigida en el 250 a.C. por el emperador indio Asoka. Importante centro de culto budista, en el que la leyenda sitúa el lugar donde Buda realizo su primer sermón. En su proximidades se encuentra la Stupa Chaukhandi y un interesante Museo Arqueológico. 

Pomposa y terrible, Benarés no es lugar para espíritus delicados. En la ciudad habitada más antigua del planeta (ya existía en tiempos de Tebas y Babilonia) se mezclan la luz y las tinieblas, lo sublime y lo escatológico, harapientos niños y venerables ancianos de rostros labrados, muchachas bellísimas y miserables viudas, turistas y leprosos, campanas y letanías, sándalo y excrementos, oro y miseria...............vida y muerte. Los visitantes suelen recordar sorprendidos, al regresar de ella, su energía, la intensa actividad religiosa que fluye por cada rincón. y el surrealismo vivido a través de las imágenes contempladas, dejándonos algunos de los mejores instantes de este mágico destino que es India.

lunes, 11 de noviembre de 2013

- Bárdenas Reales - Piskerra y Rallón...............en el desierto de Navarra

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Enormes detonaciones a pocos metros de nosotros nos hacen despertar, andábamos acampados a los pies del Piskerra, bombas y bélicas explosiones, seguidas de ráfagas de ametralladora, se repitieron una y otra vez durante un buen rato. Por un momento creímos estar en una gran batalla, en medio de ese "Territorio Comanche" que Pérez Reverte nos relató en su novela, pero no, despertábamos en Las Bárdenas Reales hace 24 años, a los pies de sus escarpados y erosionados "cabezos", y a un centenar de metros del campo de tiro del Ejército del Aire. Hoy un cuarto de siglo después, las cosas de la industria armamentística por estas latitudes no han cambiado. Aun habiéndose declarado estos parajes Parque Natural y Reserva de la Biosfera, las dianas siguen en medio de estos secarrales, aunque la actividad parece que ha menguado, será que también han llegado los recortes hasta aquí o que ya no nos visitan los Phantom de los USA. Es por ello inentendible para el racional humano que aspiro ser, plantearme cómo es posible la convivencia de espacios acotados al pacifico publico que quiere pasear aéreas como las del Rallón, La Ralla, La Gorra, Piskerra y la Balsa de Zapata durante los meses de cría de aves de rapaces, de Marzo a Junio; con la serenata de fuegos de artificio bélico por parte de los juguetes voladores de los militares, que practican su puntería durante todo el año probando sus obuses y misiles, algunos de los cuales, sin explosionar, puede visionar y hasta fotografiar, a lo largo de la pista que recorre el exterior del polígono militar, en aquella mi primera visita a estos enigmáticos territorios. 

Algunos años antes de aquel periplo, en diciembre de 1983 (ahora es cuando me he documentado), estas instalaciones militares fueron destruidas por un atentado de E.T.A. (Movimiento Vasco de Liberación según  el Aznar de 1998), en las que "los barbaros del norte" usaron 40 kilos de Goma 2, resultando heridos un teniente y dos soldados. Es curioso también saber cómo se decidió hacer este campo de tiro aéreo. Corría el año 1951, en plena carencia de la España franquita, José Daniel Lacalle Larraga, nacido en Valtierra, pueblo de las Bárdenas, militar de alto rango del ejército del Aire y más tarde ministro de Altos Vuelos, tuvo la feliz idea de proponer al dictador estos terrenos para en ellos practicar el "tiro con aviones", y así se hizo, pagando un arriendo anual por las 2.222 hectáreas de 20.000 pesetas anuales durante un periodo de 25 años, periodo que ha sido prorrogado una y otra vez, percibiendo en la actualidad 7 millones de €, que pasaran a ser de 14 a partir del año 2018.  

Curioso es también el hecho de haberse visionado dos fenómenos Ovni en aquel campo militar durante los primeros días del año 1975, y en el día de Navidad de 1980, volvió a repetirse el hecho de otro avistamiento en extrañas circunstancias. Estos expediente, bastante bien documentados, fueron desclasificado como secreto oficial durante la década de los 90 del siglo pasado por parte del Gobierno Español. 

Ganas tenia de volver a estos lugares, desde que los descubrí a través de los libros del vasco-francés Miguel Angulo, no había vuelto, y no mucho han cambiado de aquel entonces: El Centro de Interpretación del Parque, algunos carteles indicativos.......y algo más de afluencia de los curiosos visitantes que ahora se acercan y que por aquellos principios de los 90, ni siquiera casi se sabía de su existencia. Pero los riscos, las cárcavas, la desolación de su desértico paisaje sigue ahí. Las barranqueras del Piskerra y los farallones del Rallón siguen allí, tan cual como estaban entonces. 

Situados en el sureste navarro, en la denominada "Rivera", el sur profundo de Navarra que recibe ese nombre por ser la franja de tierra bañada por la gran depresión del Valle del Ebro, se hallan estos territorio de paisajes singulares esculpidos por las lluvias torrenciales y viento, el desierto más grande del continente europeo, un lugar tan sugerente como extraño. En el que paradójicamente y a escasos kilómetros de estas yermas tierras, en Tudela capital de la comarca y visita obligada para todo comensal que quiera gustar la mejor verdura del mundo, se producen alcachofas, espárragos y frutas altamente codiciadas.  

En Tudela, es mi consejo hospedarse en el Hotel Santamaría, muy cerca del barrio viejo y las antiguas juderías, donde podemos por las noches tapear en sus tabernas de las que aconsejo: José Luis, Moncayo y el Bar Muskaria en el que durante 43 años han estado sirviendo chorizos de Logroño, pates y una buena selección de quesos. También debemos dedicar un tiempo a callejear por sus intrincadas y recoletas callejuelas. 

Las Bárdenas Reales es un territorio que ocupa 42.000 hectáreas entre Navarra y Zaragoza, con una altitud que oscila entre los 280 y los 650 mts.. Su clima se caracteriza por veranos tórridos e inviernos fríos, con largos períodos secos interrumpidos por esporádicas lluvias torrenciales, y la invariable presencia del "cierzo", ambos protagonistas y escultores de la mágica geografía de estos parajes. Ese viento penetrante que deseca cuanto barre con su vigoroso soplo, erosionando la piel de las Bárdenas, arrugando sus laderas, como arruga las curtidas faces de las gentes de estas austeras tierras en los lindes de Rioja, Aragón y Navarra. Ese aire constante que se ha encargado de tallar su riscos, creando dramáticos paisajes semejantes a los de otros países lejanos, donde cualquier imagen podría pasar por estar en el clásico Oeste Americano, de hecho aquí se han rodado unas cuantas películas ambientadas en él. 

En la denominada Bárdena Blanca, el perfil del horizonte se nos presenta con formaciones mesetarias de capas intercaladas de diferente dureza y porosidad al agua (arcillas, yesos y areniscas), formando cerros aislado denominados por aquí "cabezos". Cuando la veta inferior es de un elemento más blando o permeable, se erosiona antes que la franja superior, creando formas tan características como la del Cabezo de Castildetierra, emblema e icono de las Bárdenas. Los desplomes continuos de sus cárcavas, la escasa vegetación y las lluvias torrenciales hacen que el paisaje cambie a menudo, hasta el punto de que los arroyos varían su curso y las barranqueras crecen varios metros de una temporada a otra. 

Espacios que con las luces y las sombras de la tarde, junto a los cielos barruntando tormentas, le confieren aun más ese tono trágico a estos paisajes. Un reino de silencio, de limpios horizontes, de sorprendentes y fantasmagóricas formas, de profundos, secos y desgastados barrancos, de laberínticas cárcavas, de inaccesibles riscos con caprichosas aristas,......... un mundo casi mágico en el que la mano humana apenas ha dejado su huella, y que solo los elementos de la naturaleza han sido capaces de dominar y diseñar.  

Estos áridos territorios apenas han sido poblados a lo largo de la historia, aunque bastantes yacimientos arqueológicos encontrados en su interior confirman la presencia humana en la Edad del Bronce y del Hierro, pero sus condiciones extremas no han permitido que estos asentamientos prehistóricos hayan cuajado en núcleos habitados. De hecho su adversa condición propicio que sirviera de divisoria entre el Reino de Navarra y los árabes durante el comienzo de la Reconquista y frontera natural entre los valles pirenaicos, la depresión del Ebro y el Sistema Ibérico. 

La creación del reino de Pamplona primero y de Navarra después y la guerra por la recuperación de los territorios musulmanes, fue consolidando el hecho de que los las Bárdenas quedaran en manos reales, de ahí su nombre, y que fueran cedidos sus usos a diversas entidades," los congozantes". La ayuda en las batallas por parte de los habitantes de los valles pirenaicos del Roncal y Salazar, se vio compensada con el permiso real del uso de los suelos bardeños durante el invierno, para el pasto de los rebaños de ovejas de estos valles navarros. Otros de los privilegios reales eran: el aprovechamiento agrícola y ganadero, la tala de leña o el poder construir cabañas, algunas de las cuales podemos observar en nuestro recorrido por estos lugares, resaltando por si singularidad y simpleza la Cabaña de Pancho en las proximidades del Castildetierra.  No obstante, estas dispensas reales nunca fueron gratuitas, y las poblaciones que gozaban de estos derechos tuvieron que pagar tributos hasta principios del siglo XVIII. 

La anexión del reino de Navarra a Castilla no originó cambios en su organización. La propiedad se mantuvo en manos reales, siguiendo y ampliando concesiones anteriores. La carencia de peculios por parte de la corona para financiar los gastos de la Guerra de Sucesión, llevaron a las 22 entidades congozantes a ofertar al rey la entrega de 9.000 pesos a cambio de la cesión en exclusiva y a perpetuidad de la utilización y aprovechamiento de las Bárdenas, derecho que fue concedido por el borbón Felipe V el 14 de abril de 1705 previo pago de 12.000 reales de ocho o "pesos fuertes" de entonces. Es desde entonces que estos bastos terrenos son gestionados por estos usufructuarios entes. 

Las Bárdenas Reales carecen de núcleos urbanos, su vegetación es escasa y las múltiples corrientes de agua que surcan el territorio tienen un caudal marcadamente irregular, permaneciendo secos la mayor parte del año. Otra de las curiosidades, es que no están adscrita, ni pertenece a municipio alguno, al haber sido siempre una posesión real, propiedad que en la actualidad recae en la Comunidad Foral de Navarra. 

Las Bárdenas fueron en la Edad Media un extenso territorio casi inhabitado, escenario de asaltos, escaramuzas fronterizas y refugio para facinerosos y bandoleros de todo pelaje, a los que se perseguía desde unas pequeñas fortificaciones que se levantaron para proteger a los viajeros que se aventuraban por ellas. Esta situación condujo a una veintena de pueblos limítrofes de Navarra y Aragón a crear en 1302 una hermandad para defenderse. En uno de sus artículos podía literalmente leerse: “Que cogiendo a los malhechores in fraganti los ahorcasen, sin esperar orden del rey ni de la justicia”.  

La desmilitarización al termino de las sucesivas guerras, por las que nuestro país ha pasado a lo largo de su historia, y el hecho de que las tropas que en ellas participaban estuvieran habituados con el saqueo y el pillaje, hizo que muchos de los licenciados, al no tener otro oficio, se refugiasen en estos parajes para dedicarse al fácil arte del robo.

Hoy estos también "licenciados" de nudo corbatero grueso, camisa de cuello italiano y traje Armani, no usan trabuco, solo notas manuscritas de su puño y letra, sobres sin remite y dirección, billetes de 500, desconocidos "Porsches" maritales, mansiones en Pedralbes y cuentas en esos paraísos fiscales en los que todo vale. Que bien vendría ahora, si en vigor estuviera la ordenanza de esa hermandad de 1302, pero no para ahorcarlos, porque uno es humano y está en contra de la pena capital, si no para colgarlos por los "escrotos" en las farolas de las principales avenidas de la ciudad, sirviendo de ejemplo y escarnio público. 

El más temido de estos bandoleros bardeños de pretéritos tiempos, fue Sancho Rota (Sanchicorrota), considerado como “el rey de las Bárdenas”, al que acompañaba su banda de treinta salteadores a caballo, cuyas monturas calzaban las herraduras al revés para despistar a sus perseguidores. El rey Juan II, en 1452, organizó un ejército de 200 caballeros que cercaron su partida, pero antes de ser capturado se suicidó con su puñal. El cadáver fue mostrado por los pueblos, llevado a Tudela y colgado de una horca. Pero extrañamente no se usa su nombre para asustar a los niños, sino que goza de buena reputación, e incluso le llaman el Robin Hood bardenero, el Curro Jiménez de las Bárdenas, pues se comenta que robaba a los ricos para dárselo a los pobres y como señalan los cronistas “era muy cortés con los que robaba”. En el llano de La blanca, en un cerro cónico, se erigió una cruz de piedra en el lugar donde Sanchicorrota puso final a su vida... Una antigua y dolosa jota Navarra coreaba:

"Adiós, maldita Bárdena.
Me voy para no volver..."
 

Pero Sanchicorrota no fue el único. También está el famoso bandido “Moneos”, que fue capturado tras robar una diligencia con un cargamento de merluzas (le localizaron por el olor del pescado). En 1590 ordenó el virrey formar una partida con 300 hombres de Tudela y 150 de Ejea de los Caballeros para capturar a una banda de 50 gitanos, mandados por Gaspar de Malla y su secuaz Bustamante, que estaban asaltando diversas zonas de la Ribera, aunque no dieron con ellos. También en 1657 una cuadrilla compuesta por bandidos de Novillas, Fustiñana, Azagra, Mallén, Borja y un francés llamado “el malo” asaltaron en las Bárdenas de Caparroso a once arrieros cargados de aceite, seda, azafrán y almendras. Cuarenta vecinos de Arguedas y otros tantos de Valtierra armados de arcabuces salieron en su búsqueda aunque sólo pudieron capturar a uno, quien confesó que se habían repartido el botín a partes iguales como buenos amigos. También fueron perseguidos José Fernández de Allo, alias “el trapo”, en 1688, y capturados Miguel Jiménez “el entendido” en 1666 y “el gordillo” en 1683. 

En 1657, entre Marcilla y la Venta de San Miguel, una partida de hombres con pañuelos en la cara y la ropa vuelta para no ser reconocidos asaltaron una diligencia que llevaba al delincuente apodado “mala cara”, robaron a seis portugueses que viajaban de Madrid a Pamplona y soltaron al preso “mala cara”. El botín robado fue de unos tres mil reales  y pronto detuvieron a “mala cara” y al “Pardillo”, mientras que el resto logró huir de la justicia: los hermanos Virto, Diego y José de Ayala, Juan Garrido “el fraile”, José Olloqui “Chupón”, un tal Heredia y un estudiante de cirugía de Corella llamado Pascual Mostajo, que era el capitán de los bandidos. 

En 1821 destacó Gabriel Marcuello “Páxara”, quien asaltó el Palacio de los Escuderos de Mélida, torturó y quemó viva a la dueña, doña Josefa Lapuerta. Tres de los asaltantes fueron capturados y su líder condenado a la horca y a descuartizamiento. Su cuerpo estuvo colgando tres horas, bajaron el cadáver e hicieron cuatro cuartos: la cabeza la metieron en una jaula y la expusieron en Mélida, la pierna izquierda se clavó en un poste junto a la Ermita del Yugo, mientras la otra pierna y los brazos se colgaron en Caparroso, en Muruarte de Reta y en Pitillas. Los nombres de sus secuaces que siguieron parecido destino eran: Clemente Salas “el manco de Blesa”, Vicente Serrano “Chandarme de Plou”, Baltasar de Gracia “el pusilador de Montalbán”, José Urtiles “el ruin” y Pedro Royo “el rayado”, quien antes de morir fusilado gritó al pelotón: “Hace mucho tiempo que debo la vida al rey, y ahora se la pago”. La información sobre estos pendejos esta sacada de la web "Curiosidades de Navarra". 

Al igual que la Sierra de Guara es el "nirvana" de los barranquitas, las Bárdenas es el paraíso de los ciclistas todo terreno (BTT), al que se desplazan cantidad de  nuestros gabachos vecinos para disfrutar de estas inhóspitas naturalezas. 

Nosotros nos hemos adentrado en ellas para recorrer uno de sus rincones más sugerentes, la zona del Piskerra y el Rallón. Para ello partimos de Tudela en dirección a Arguedas, a los 12,5 km. y poco antes de llegar a esta población nos desviamos a la derecha para introducirnos en el Parque Natural de las Bárdenas Reales. Por carretera asfaltada llegamos al Centro de Información y el Mirador de los Aguilares, poco después en un cartel informativo, dejamos el asfalto que nos llevaría hasta la entrada de la Base Militar y cogemos un desvió por pista de tierra que nos acerca hasta el aparcamiento del Castildetierra, pasando por la Cabaña de Pancho antes de llegar a él. Desde aquí continuamos por la pista que circunda el polígono de tiro, no cogiendo ninguno de los desvíos. A los 6 Km. de Castildetierra sale un ramal a la izquierda (pista del Caldero) a Carcastillo y 1.6 más adelante una pista en no buen estado que nos llevara hasta la cabaña de Piskerra, en este cruce es donde deberemos aparcar nuestro vehículo (mapa punto P). 

La pista recorre durante aproximadamente 1,5 km. las proximidades del Barranco de los Cambrones hasta llegar al Rincón del Piskerra, unos centrares de metros antes de la cabaña. Nos introducimos en los laberintos del Piskerra, hasta encontrar unas escaleras en parte ya destruidas por la erosión que nos ascenderán hasta la "caseta observatorio" (mapa punto 1), desde la que podemos tener una visión magnifica de toda la planicie donde se ubica el campo de tiro, a nuestros lados y espalda los barrancos y cárcavas que conforman los laberintos de la base del Piskerra, que se alza justo por encima de nosotros. Retrocedemos y buscamos el camino, para salir por una arista arcillosa hasta unos campos de cereal asentados en la meseta que se forma ahora a los pies del pico. 

La ascensión hasta su cumbre es lógica, solo existe un paso entre los paredones arcillosos que formas sus dos cumbres (mapa punto 2). A ellas llegamos y el panorama que visionamos a nuestros pies es como una fabula, forma parte de esos paisajes que solo podemos imaginar en los cuentos y en las películas fantásticas. El laberinto desde aquí se presenta tal cual: un entresijo de barrancas, aristas, y cárcavas enormemente erosionadas se extienden justo debajo de nosotros. A mi mente viene el que Dédalo construyera en Creta para encerrar al Minotauro, en el que no había salida  por donde escapar. También bajo nosotros El Hermanito, un capricho de la naturaleza que aquí encontramos, un apéndice de la cumbre, aislado y separado de ella por una decena de metros, como una seta arcillosa y alta de sombrero ancho, una nueva reliquia de la erosión que estas tierras sufren desde la noche de los tiempos. 


Descendemos justo por la parte contraria y rodeamos la montaña por el norte hasta el punto donde habíamos ascendido a la meseta, continuamos por ella, donde la mole del Rallón nos vigila durante todo el recorrido. Estamos en lo que denominan la Plana del Rallón, una planicie donde los campos de labor se intercalan entre los barrancales. Rodeando unos y otros salimos hasta la Cañada Real de los Roncaleses, que ni más ni menos se trata de un paso de los rebaños trashumantes con más de 1.000 años de existencia, toda vez que este eje nómada entre los valles pirenaicos y la Bárdena se viene usando desde el siglo IX o antes. Este trasiego de pastores venidos del Norte hacia la ribera del Ebro ha dejado su huella patente en la toponimia local, como en el caso de Piskerra, del euskera, Bizkarra, loma. 

Nos adentramos en el desfiladero de La Ralla, otro de los parajes singulares de la Bárdena, entre La Ralla y el Rallón, y por donde discurre la añeja cañada. Atajamos para coger la pista que nos llevara a la plana cima del Rallón (mapa punto 3), una meseta bastante extensa, perfilada por un sendero que la recorre en forma circular, pudiendo apreciar mientras caminamos por él parte del recorrido ya realizado, y el que nos falta por completar.  

El espectáculo se repite, las vistas vuelven a ser impresionantes, en la lejanía junto a la base militar los Tres Hermanitos, bajo nuestras botas un nuevo laberinto, a nuestro alrededor los paredones que complementan su cumbre, el Circo del Rallón y en el que divisamos parte de nuestro camino de descenso, la Arista Bonita o el Paso de los Ciervos (mapa punto 4), a la que llegamos tras desandar parte de nuestro camino. Un nuevo y mágico enclave de recóndito lugar, un paso natural y no muy complicado por una hermosa arista de arcilla que nos deposita a los pies del gran Rallón y en medio de su Circo. El sendero nos indica la salido del lugar, y bordeando por su base estos parajes recorridos, llegamos de nuevo a la Cabaña del Piskerra y a donde habíamos dejado nuestro vehículo.  
 
El albor de las primeras horas de la tarde nos despiden con esos contrastes que hacen que estos riscos aparenten esa majestuosidad de la que hemos disfrutado durante todo el día. Sus paredes se tiñen de ocres y sus cicatrices acentuadas con las luces y las sombras a la caída del sol, les confieren un carácter más fantasmagórico y trágico, estamos en un entorno irreal y fantástico, hemos caminado por los lugares más espectaculares de las Bárdenas Reales.