martes, 14 de abril de 2015

- A Eduardo Galeano

Hace poco más de seis años ya coloqué por aquí algo sobre este enorme y singular personaje, que ayer se nos fue dejándonos algo más huérfanos nuestros recónditos remordimientos. Y como no soy un escritor nato, he estado buscando como despedirme de él, encontrando unos párrafos de la periodista Gabriela Sánchez Iglesias, que publicados ayer por eldiario.es, seguro lo detallan mucho mejor que yo.

El delirio de Eduardo Galeano, el defensor de "los nadies". 
Deliraba, lo admitía. Como no tenía el mundo que quería, Eduardo Galeano adivinaba el que soñaba. Lo imaginaba exigiendo. Cada una de sus denuncias esconde uno de sus "delirios". Su forma de entender al ser humano, sus gritos sobre "los nadies", su petición de responsabilidades, aspiraban a alcanzar eso que algunos llaman utopía: el estricto cumplimiento de los derechos humanos y de la justicia social. 

Galeano soñaba con los pies en el suelo. Sus libros, ensayos y poemas construyen un jarro de agua fría de realidad, un espejo de incoherencias a nivel global. "Naciones Unidas han proclamado extensas listas de derechos humanos pero la inmensa mayoría de la humanidad no tienen más derecho que ver, oír y callar", sentencia uno de sus textos más conocidos. Precisamente, el que habla de soñar. Arranca de ese mundo, "ese mundo chambón y jodido", para empezar a exigir. 

"¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho a soñar? ¿Qué tal si deliramos por un ratito?". 
"Tienes un ojo en el microscopio y otro ojo en el telescopio", relataba entre risas Galeano en una vieja entrevista. Admitía sentirse representado por esta descripción, con la que un periodista le había retratado. "Por lo menos refleja muy bien mis intenciones", corrió a aclarar su humildad. 

Eso intentaba: "Ser capaz de mirar lo que no se mira, pero que merece ser mirado. Las historias de la gente anónima, que los intelectuales suelen despreciar. Ese micromundo que alienta la grandeza del universo. Y, al mismo tiempo, ser capaz de contemplar el universo desde el ojo de la cerradura. De las cosas chiquitas a asomarme a los grandes misterios de la vida, de la humana persistencia de pelear por un mundo que sea la casa de muchos; y no, la casa de poquitos y el infierno de la mayoría", aclaró el maestro. 

En esa primera parte, en esa primera mirilla de la cerradura mundial, aparecen ellos: 'Los nadies'. 

Las víctimas, los olvidados, los que dan sentido a su denuncia social. Aquellos "que no son, aunque sean", "que no son seres humanos, sino recursos humanos", "que no tienen nombre, sino número", "que no tienen cara, sino brazos"... "Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata". 

La sordera selectiva: "Muros".
Los migrantes también recibieron buena parte de su atención a lo largo de su trayectoria: "Esa gente que aspira ser tratada como se trata al dinero", solía reflexionar. También se fijó en parte de la infraestructura que se lo impedía, los muros, tan desiguales entre ellos. 

"¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será por los muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicación construyen cada día?", se preguntaba el uruguayo en uno de sus textos. "Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado, siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada". 

Sáhara, Cisjordania, las vallas de Ceuta y Melilla, México... Su indignación se aceleraba mientras mencionaba a todos ellos pero, en su poema 'Muros', desliza especial sensibilidad por aquel levantado por Marruecos para dividir los territorios ocupados de los liberados del Sáhara Occidental, el segundo más largo del mundo. 60 veces más grande que el de Berlín. Habla de sordera simulada. 

Increpó a España y a todos aquellos países que, decía, parecían no escuchar a pesar de tener mucho que decir. Sobre todo, como en muchos de sus ensayos, puso el foco en la dejadez de la comunidad internacional. "Mil y una resoluciones de las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. ¿De qué han servido esas resoluciones?". Como de costumbre, se responde a sí mismo: "El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes. Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hace sospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menor atención". 

¿Qué es eso de "subdesarrollo"?
Desde ese micromundo de pequeñas barbaries rastrea las causas de la desigualdad y la injusticia. Apunta a los supuestos responsables para "adivinar otro mundo posible". Toma su telescopio, y retorna al pasado para encontrarlos. 

"El subdesarrollo no es una etapa en el camino del desarrollo, no estamos viviendo la infancia del desarrollo, el subdesarrollo es el resultado histórico del desarrollo ajeno, una historia que para América Latina tiene cinco siglos de edad", reiteró una y otra vez Galeano en otro de sus conocidos poemas. Su tierra estaba clavada en su mente, como ejemplo del expolio de los recursos ajenos, de esa "riqueza que nunca es inocente porque de algún modo —añade el uruguayo— todas las riquezas han resultado de un proceso histórico de estafa colosal. Los ricos dicen a los pobres: 'si se portan bien, serán como nosotros". 

Su libro estrella, 'Las venas abiertas de América Latina' (1971), denominado por muchos seguidores como la 'Biblia Latinoamericana', se sumerge en el "saqueo" de los recursos naturales de la región por parte de los imperios coloniales y los Estados imperialistas. Un recorrido por su historia desde el siglo XVI hasta el XIX para ahondar, desde su microscopio, por qué el Sur estaba como estaba. 

También recibió críticas, encabezadas por su propia autoexigencia: "No tenía conocimientos de economía ni de política cuando lo escribí", reconoció el escritor durante las décadas posteriores. "No sería capaz de leer el libro de nuevo. Esa prosa de izquierda tradicional es pesadísima". 

Dos años después de su publicación, tuvo lugar el golpe de Estado en su país, Uruguay, que cayó en manos de la dictadura de Juan María Bordaberry Arocena. Su obra forzó a Galeano al exilio. 

En sus años como exiliado mantuvo su intención de acudir al encuentro de los "culpables" escondidos tras ese orden mundial que, consideraba, permanece "patas arriba": "Se busca a los secuestradores de países, se busca a los estranguladores de salarios y a los exterminadores de empleos. Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones del aire. Se busca a los traficantes del miedo". 

Y mientras Galeano apuntaba, continuaba su camino hacia el delirio. A la captura de "ese otro mundo posible". "Quizá este en la barriga de este que no es muy alentador. Pero sí existe otro mundo en la barriga de este mundo, esperando. No es fácil que nazca, pero hay otro mundo que puede ser latiendo en este mundo que es", reflexionó tras pasear por las acampadas del Movimiento 15-M en Madrid y Barcelona, donde reconoció un ápice de ese universo en incubación. "Este mundo de mierda está embarazado de otro". 

¿Para qué sirve la utopía que le movía? El poeta recibió una pregunta similar en una charla impartida en una universidad de Colombia junto al director de cine argentino Fernando Birri, quién regaló a los alumnos una respuesta que el escritor uruguayo repitió hasta la saciedad. 

—"La utopía está en el horizonte, yo sé que no la alcanzaré. Si yo camino diez pasos, se alejará diez pasos. Cuanto más la busque, menos la encontraré. Porque se aleja a medida que yo me acerco". 
—"Buena pregunta entonces, ¿no?" —añadía Galeano con una sonrisa pícara.
—¿Que para qué sirve? Pues la utopía sirve para eso, para caminar. 

Y caminó. Hasta el 13 de abril de 2015. Fue entonces cuando muchos callaron.



Y aquí os dejo algunas frases sublimes de Eduardo Galeano para reflexionar sobre ellas:

- De Juan Rulfo aprendí que se escribe por la otra punta del lápiz, la que tiene la goma de borrar. 

- La democracia es un lujo del norte. Al sur se le permite el espectáculo, que eso no se le niega a nadie. Y a nadie molesta mucho, al fin y al cabo, que la política sea democrática, siempre y cuando la economía no lo sea.  

- En el siglo XX la mitad del mundo sacrificó la justicia en nombre de la libertad y la otra sacrificó la libertad en nombre de la justicia y en el siglo XXI sacrificamos las dos en nombre de la Globalización.



- El miedo nos gobierna. Esa es una de las herramientas de las que se valen los poderosos, la otra es la ignorancia.

- Los asesinos del planeta derraman de vez en cuando alguna lágrima para que la platea sepa que también tienen su corazoncito. Pero es puro teatro. Bien saben que los modelos de vida de hoy, que ellos imponen, son modelos de muerte.
 

 
- Es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo. 
 
- Las paredes son la imprenta de los pobres. 
 
- El automóvil, el televisor, el vídeo, la computadora personal, el teléfono celular y demás contraseñas de la felicidad, máquinas nacidas para "ganar tiempo" o para "pasar el tiempo", se apoderan del tiempo.
 
- La libertad del dinero exige trabajadores presos de la cárcel del miedo.

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Convendría que los tecnócratas, los que deciden desde la velocidad del vuelo de las moscas a la intensidad de los amantes, escuchasen las reflexiones de los niños.

- La derecha elige el pasado porque prefiere a los muertos: mundo quieto, tiempo quieto. Los poderosos, que legitiman sus privilegios por la herencia, cultivan la nostalgia. 

- El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar.

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A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder.
 
- Harta de que le tomaran el pelo, la gente hizo uso del poco usado sentido común. Se preguntó la gente: ¿Por qué prometen cambios y otra vez nos invitan a elegir entre lo mismo y lo mismo? ¿Por qué no hicieron esos cambios si llevan una eternidad en el gobierno? El vicepresidente del país llegó a la conclusión de que este pueblo preguntón no es inteligente.
 
 
- Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.  


- La llamada comunidad internacional ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?   
 
- Escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme.

- Los Estados Unidos pueden ejercer impunemente su función de policías del mundo. Y ya se sabe que este país, que nunca fue invadido por nadie, tiene la vieja costumbre de invadir a los demás.
 

- El código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso.

- La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder.
 
 
- Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana. 
 
- El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua. 
 
- Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué. 
 
- Sólo los tontos creen que el silencio es un vacío. No está vacío nunca. Y a veces la mejor manera de comunicarse es callando.

- Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.
 
 
 Espérame en el infierno Eduardo, seguro que te han llevado allí por decir estas cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A VECES LOS IMPRESCINDIBLES TAMBIÉN SE VAN. PERO SIEMPRE VIVIRÁ MIENTRAS HAYA ALGUIEN QUE MANTENGA SU RECUERDO SUS PALABRAS, SUS ESCRITOS, SU PENSAMIENTO.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Pablo! Por éste sincero hasta luego,
sus palabras seguirán sonando en nuestros anhelos!
Mariajo