miércoles, 14 de diciembre de 2016

- Tiahuanaco (Bolivia)…… los enigmas del pasado o las misteriosas piedras

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Cuando los seres humanos del pasado aun vivían en cuevas u oquedades de las rocas al abrigo de la intemperie, la forma cónica a través de "hitos" formados por piedras superpuestas en tamaño decreciente, fue posiblemente su primer signo constructivo, usándolos para señalizar lugares donde habían realizado algún enterramiento de importancia, marcar un sitio relevante o trazar una ruta a seguir. Con el paso del tiempo y el lógico progresos de las mentes y del conocimiento, estos simples y picudos mojones de piedra se fueron agrandando progresivamente hasta convertirse en túmulos, y posteriormente en "pirámides". Estas formas constructivas no son exclusivas de una única y ancestral cultura, se da en todas la latitudes de muestro planeta y en épocas distantes en el tiempo. Hay quienes especulan sobre migraciones imposibles para trasladar la ciencia o técnica de estas edificaciones de unas a otras civilizaciones, pero la búsqueda de algo en lo que creer y la magia de lo celeste, hizo a todos los pueblos de la antigüedad el fijarte como guía y sumo hacedor a los astros y a los cielos, en la creencia de que sus dioses se hallaban en el firmamento, y que la mejor forma de llegar hasta ellos era elevar sus lugares de culto. Fue por eso que se edificaron entre otros: la Torre de Babel, los tótems de la américa norteña, los monasterios budistas y los campanarios cristianos, todos asemejando de alguna manera las piramidales formas.  

La simpleza de estas arquitecturas en su mayoría petras, sin necesidad del uso de argamasas u otros materiales de compactación y la búsqueda de esa altura que nos acercase a las deidades, en la ejecución de un puente para ascender desde el mundo terrenal al divino, hizo desarrollar por todos los continentes y en múltiples culturas estas edificaciones que, con mejor o peor técnica, han llegado hasta nosotros. Muchas de ellas aun sin conocer su origen ni quieres fueron sus ejecutores, generando por ello mucha literatura fantástica, enigmática y exotérica, llegando algunos a defender la tesis de que se realizaron en similitud a los volcanes y como protección ante la furia de estos, así como afirmaciones seudocientíficas que otorgan a las pirámides y a otros elementos con formas piramidales cualidades mágicas y misteriosas.
 
Con finalidades diferentes podemos encontrar en distintas geografías ejemplos de estas arquitecturas: Las más famosas de Egipto, los zigurat mesopotámicos, los templos hindús y budistas, en Nubia, en Indonesia y por supuesto las originarias culturas americanas, Aztecas, Mayas, Nazcas, Incas, Tiahuanacotas y otras de las que se desconoce su origen. Pudiéndose localizar estos picudos y enormes amojonamientos de piedra en lugares tan dispares como: India, Laos, Camboya, Java, Egipto, Sudán, China, Irak, Irán, Japón, Grecia, Méjico, Guatemala, Perú, Bolivia, Ecuador, Francia y hasta en Tenerife y Cerdeña. Las hay con magnetismo o sin él, orientadas a cualquier punto que se nos antoje, con pasadizos, sin ellos……. y hasta las hay que afilan las chuchillas de afeitar. Pero sobre todos son elementos de antiguos cultos, sin tener que buscarles más enigmas y extrañas energías a su origen. Aun así tienen algo de magia y de misterio, el encontrarlas en medio de tupidas selvas o aisladas en amplias zonas desérticas, siempre crea una sensación de sorpresa y admiración, siendo el caso de las que nos ocupan estas letras.  

En medio del Altiplano Andino a casi los 4.000 m. de altura, encontramos las ruinas del complejo arqueológico de Tiahuanaco máximo exponente de la civilización más antigua de toda América, con 27 siglos de existencia hasta su desaparición, desde el 1500 a.C. al 1200 de nuestra era. 

Ubicadas en secarral paramo del altiplano andino; chocante lugar para el establecimiento de una avanzada civilización; a tan solo 15 km. al sur del lago Titicaca y a 75 km. al poniente de la ciudad de La Paz, Tiahuanaco fue la capital de un amplio territorio que abarcó 600.000 Km2, alcanzando el occidente de Bolivia, el noreste Argentino, la costa Litoral del norte de chileno y el sur peruano, encontrándose influencia de su cultura también en Ecuador. Es aquí y donde se pueden observar los restos de una civilización que nos ha legado extraordinarios vestigios de arquitectura y escultura, también incógnitas con grandes secretos y misterios aun sin resolver. Sus ruinas asombran por la grandiosidad y perfección de los trabajos constructivos y decorativos usados, con piedras perfectamente labradas de más de diez toneladas, cinceladas con los más precisos cortes en piedra que se conocen en la actualidad. 
A la llegada del extremeño Cieza de León a estas tierras en 1549, se encontró estos sorprendentes restos, aunque por aquel entonces eran mucho más imponentes. El paso del tiempo, los frecuentes terremotos en estas latitudes, y el saqueo al que fueron objeto sus muros para el uso de las piedras en nuevas edificaciones, como fue el levantamiento de los templos cristianos, favorecieron a su decadencia, permaneciendo in situ sólo los bloques de piedra más grandes. No pudieron los indígenas que habitaban sus proximidades, darles a los nuevos y foráneos allegados la menor información sobre su fundación, sólo detallaban que la metrópoli fue obrada por gigantes en una sola noche, antes de producirse el "Gran Diluvio", y que fue devastada por un monumental terremoto o por los rayos del Sol. En su mayor apogeo llegaron habitar la zona unas 400.000 personas, cuando la agricultura y el comercio eran prósperos, pero una sucesión de años de sequía asolaron la zona durante el siglo XI y Tiahuanaco fue progresivamente abandonada, disgregándose sus moradores por los valles circundantes. 

Cuando llegamos no había casi turistas, apenas un bullicioso grupo de traviesos colegiales locales y poco más. Entre las ruinas, algo abandonadas por falta de recursos, trabajaban familias indígenas de la zona que solamente se dedican al mantenimiento, pues las excavaciones arqueológicas están paralizadas por falta de dineros para ello, una pena al ser el enclave arqueológico más importante de toda Bolivia. Paseamos por entre los senderos remarcados con cordeles que delimitan y protegen esta superficie de algo más de 0,3 km2 de las 420 hectáreas que en su esplendor tuvo. Transitamos por entre los santuarios de Putuni y Kalasasaya "Templo de las Piedras Paradas" al que accedemos por su costal oeste. Según últimos estudios realizados, la antigüedad de este templo se remontaría a unos diecisiete mil años, siendo una especie de observatorio astronómico cuya utilidad era la de conocer las distintas estaciones del año. En su interior nos encontramos restos relevantes de la cultura Tiwanakota: los enormes y esculpidos sillares de piedra conocidos como "Monolito Ponce" y "Monolito Fraile", la magnífica y escalonada "Portada Principal" orientada en dirección este, y la afamada Puerta del Sol. 
 

Este esplendido portal lítico está tallado en un solo bloque pétreo de unas diez toneladas. Los grabados que podemos observar en su magnífico dintele representan un complejo calendario, junto a símbolos de las creencias religiosas basadas en la visión celeste y la astrología. Siendo este aislado portalón, el que mejor nos traslada el nivel de perfección que alcanzó esta ancestral cultura, tanto por su elaboración artística, como por el simbolismo que representan sus bajos y alto relieves. Es, alrededor de este pórtico, donde cada 21 de junio (solsticio de invierno en estas latitudes), se festeja el "año nuevo" de la cultura aymara, gran exhibición costumbrista y religiosa de devoción indígena al astro rey. 

Continuamos recorriendo el perímetro exterior de Kalasasaya hasta alcanzar la hermosa y bien trazada "Puerta Principal", situada a pocos metros y algo elevada sobre el Templete Semi-subterráneo. Enigmático templo, que encontramos bajo rasante, como si se tratara de una piscina vacía, siendo una de las construcciones mejor preservadas de todo el recinto, al no ser descubiertas por los conquistadores españoles cuando llegaron aquí, estando por aquel entonces completamente cubierto con los residuos depositados por la acción de los vientos durante centenares de años. En sus muros interiores se aprecian 175 enigmáticas cabezas incrustadas en sus paredes, que en su mayoría elaboradas en blanca caliza, contrastan con la bermeja piedra de su soporte. Se supone que estas representan a seres de culturas próximas de regiones limítrofes, o incluso a pueblos lejanos como normandos y asiáticos. 

Ascendemos a la pirámide de Akapana, o lo que queda de ella, costándonos algo de trabajo por inclinado de su pendiente y la altura a la que nos situamos, algo por debajo de los 4.000 m. Siendo el monumento más notable por su simbología de todo este asentamiento preincaico, una pirámide compuesta por siete simbólicas plataformas escalonadas. Su planta, dispuesta también en escalones, fue cimentada aprovechando la forma de una colina natural del terreno. En su parte superior se hallaba un también escalonado templo semi-subterraneo, que con forma de cruz andina, los tiahuanacotas dedicaron a lugar de culto, pudiendo ser este lugar, donde originalmente se situara la representativa "Puerta del Sol". Santuario que fue arrasado por el colonizador español Oyardeburu, quien escudriñó su interior en la búsqueda de áureos tesoros. Siendo a partir de entonces cuando comenzó el saqueo de Akapana, siendo sólo unas mínimas algunas partes las que pudieron salvarse. 

Visitamos los museos para ver sobre todo el impresionante "Monolito Pachamama o Bennett", máximo exponente de la escultura totémica de Tiahuanaco. Una considerable pieza cincelada en roca, de 7.30 metros de altura y un peso de unas 20 toneladas, que con perfil humano podría encarnar a un soberano o a un dios. Inicialmente ubicado en la parte central del Templete semi-subterráneo, ahora se encuentra protegido entre los muros de estas salas acondicionadas y custodiado por la vehemente presencia de los guardas anti-fotos.

Por último nos acercamos a Puma Punku "Puerta del Puma" (pirámide solo descubierta en parte y actualmente en excavación). Que algo distante del resto, conforma un templo también a terraplenado parejo al de Akapana aunque más pequeño, formando el segundo monumento más importante del lugar. Y donde podemos observar los grandes bloques de piedras que formaban
sus muros y suelos de hasta 131 toneladas, así como pasear por entre las magníficas y elaboradas tallas esculpidas en sus desmanteladas piedras. Reputada por la asombrosa exactitud en su cincelado y engarce, Puma Ounku es uno de esos lugares donde los bloques de piedra están tan ajustadamente encastrados que la hoja de un cuchillo no se puede embocar entre ellos, especialmente lo podemos observar en los que están elaborados en forma de "H", que ajustan con enorme precisión.

Se le determina oficialmente al asentamiento una antigüedad de unos 2.000 años, aunque fuentes más verosímiles lo sitúa en el 15.000 a.C. Se utiliza como forma de datación de estos elementos megalíticos, el estudio de su alineación con determinadas estrellas y cuerpos estelares. Estando prácticamente la totalidad de ellos orientados fundamentalmente hacia la estrella Sirio y la constelación de Orión. 

La falta de documentación; al no tener esta cultura conocimiento de la escritura; no ha dejado constancia de los hoy todavía inexplicables métodos y técnicas que sus pobladores emplearon para trasladar y confeccionar estas piedras. Tesis empleada por algunos visionarios y estudiosos
para afirmar que estas construcciones fueron erigidas por una civilización super-avanzada, aunque tampoco se puede aseverar que estas gentes no fueran capaces de ello. Otras especulaciones, y cada vez más gentes en el mundo del esoterismo, piensan que civilizaciones de otros planetas lejano nos visitaron en tiempos pasados, y aun lo estarían haciendo ahora, prueba de ello sería este lugar de Puma Punku. La exactitud y perfección de los trabajos plasmados en las piedras que componen el lugar, nos hacen pensar que el hombre primitivo, con los elementos que contaba pudiera realizar tan precisos trabajos de talla en esos bloques pétreos.

La forma en la que fueron cincelados; con perfectos ángulos de 90º, superficies lisas exquisitamente pulidas, precisos taladros circulares imposibles de realizar con las herramientas de piedra o cobre de aquellos tiempos; nos hace reflexionar sobre los medios con la que fueron realizados estos trabajos, pues tenían que poseer una técnica bastante avanzada para realizarlos. Llamando principalmente la atención los bloques "H", que con una exactitud fuera de lo normal parecen haber sido construidos prácticamente en una cadena de montaje.


Ya he comentado con anterioridad, como a la llegada de los colonizadores hispanos, las gentes que poblaban el lugar atribuían su creación a una raza de gigantes dioses que descendieron del cielo levantando en una sola noche, usando una tecnología que hacía elevar las piedras para su traslado. ¿Estará la respuesta a muchos misterios en las leyendas y tradiciones de los ancestrales pueblos? 

En las paredes de Tiahuanaco; corazón de esta civilización preincaica edificada posteriormente a Puma Punku y si atribuible su construcción al ser humano; se nos muestran figuras con seres de otras razas, no solo de gentes del lugar, inclusive las hay que no parecen humanas, como las decenas de imágenes cinceladas o talladas en piedra que hay por todo el lugar y que no representan figuras terrenales.

Pero sin duda el objeto más enigmático y espectacular de la cultura Tiwanakota es la "Fuente Magna", también conocido como Vaso Fuente, recipiente circular y de tamaño considerable elaborado en piedra,  hallado cerca de la población de Chúa, a unos 70 km. de La Paz, en las proximidades del lago Titicaca. Posiblemente sería un objeto de uso religioso, en el que se puede observar en su parte exterior representaciones de la ciudad, pero en su parte interior, siendo lo que lo hace tan peculiar, se muestran signos cuneiformes de sumeria (Oriente medio), así como jeroglíficos protosumerios.


Esto constituye una clara conexión entre este lugar y Sumeria, lugar donde se originó la civilización humana tal como la conocemos, teoría en la que se apoyan los ideólogos de osoterimo avalando las supuestas visita de otros seres planetarios en tiempos antiguos. Los grabados de ángeles con bastón en la Puerta del Sol, o los signos existentes en la Fuente Magna y los encontrados en el Monolito Pokotia, se pueden entender que fue parte de la cultura sumeria la que ideó estas construcciones, alcanzando estas tierras en busca de ricos minerales, apodándola como "La tierra oeste del sol". 

Todo un enigma que el futuro esperemos despeje, mientras, dejamos volar nuestra imaginación en medio de estas ruinas llenas de magia y sortilegios.

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